Luisi, la Maestra de Todos
Era el 25 de diciembre y en el pequeño pueblo de Cuentosville, la algarabía inundaba las calles. Las luces brillaban, los niños jugaban y una gran expectativa flotaba en el aire, porque ese día, Luisi, la joven de cabellos rizados y sonrisa brillante, se recibiría de maestra.
Mientras todos se preparaban para la celebración, en la escuelita del pueblo, Luisi miraba su diploma con emoción. La señora Rosa, la directora, entró a la sala con un gran sonrisa.
"¡Luisi! Hoy es el gran día. ¡Estás lista para hacer del mundo un lugar mejor!" - le dijo, mientras colocaba una mano en su hombro.
"Sí, señora Rosa. Estoy muy emocionada. Quiero que mis futuros alumnos sientan lo mismo que yo siento ahora" - respondió Luisi, llena de entusiasmo.
El reloj sonó, marcando la una de la tarde. La ceremonia comenzaría pronto. A medida que la música sonaba, amigos y familiares comenzaron a llegar. Pero de repente, la alegría se transformó en preocupación.
Un fuerte viento levantó varias cosas y entre las risas, se escuchó un estruendo. Un cartel del centro del pueblo se había volado, ¡y estaba por caer sobre un grupo de niños que jugaban!"¡Cuidado!" - gritó Luisi, corriendo hacia ellos.
Los niños miraron hacia arriba, atónitos.
"¿Qué hacemos?" - preguntó Tomás, un niño con gorra de rayas.
"¡Espera!" - dijo Luisi, pensando rápido.
"¡Formen una cadena! ¡Aguantemos el cartel!"
Los niños formaron una fila, mientras que Luisi se colocaba justo detrás del cartel, lista para empujarlo con fuerza en caso de que cayera. A medida que el viento soplaba, la cadena de niños mantuvo el cartel firme.
"¡Un, dos, tres!" - gritó Luisi, y juntos empujaron el cartel hacia un lugar más seguro.
Cuando el peligro pasó, los niños aplaudieron entusiasmados.
"¡Eres nuestra heroína!" - exclamó Marita, mientras saltaba de felicidad.
"No soy una heroína, sólo soy su maestra" - respondió entre risas Luisi, emocionada por la unidad del grupo.
Finalmente, la ceremonia comenzó. Luisi se puso de pie junto a la señora Rosa, junto a otros egresados.
"Hoy comenzamos un nuevo camino. La enseñanza es como un viaje, donde cada día aprenderemos juntos" - dijo Luisi, ante el aplauso de todos.
Con lágrimas de alegría en sus ojos, Luisi recibió su diploma, y el pueblo celebró su logro. Ya no solo era Luisi, la amiga de los niños, ahora era Luisi, la maestra de todos.
A partir de ese día, Luisi no solo enseñó en el aula, sino que también compartía aventuras en el parque, experimentos en la naturaleza y cuentos que llevaban a los niños a mundos fantásticos. Así, con cada día, creció la confianza de los niños en sí mismos, y cada uno se sintió especial.
Un año después, en una tranquila tarde de diciembre, Luisi miró a su alrededor en el patio de la escuela donde sus alumnos jugaban.
"¿Qué les gustaría aprender hoy?" - les preguntó, sonriendo.
"¡Una nueva historia!" - dijeron al unísono, llenos de energía.
"Entonces, ¡vamos a crearla juntos!" - respondió Luisi, contenta de ver cómo sus alumnos se habían convertido en creadores de sus propias historias.
Y así, en los corazones de esos pequeños, Luisi cultivó la magia de aprender, donde las historias y los sueños se entrelazaron para siempre, haciendo de su escuela un lugar lleno de brillo.
FIN.