Lula, la gatita soñadora
Lula era una niña muy especial. Siempre había sentido una fuerte conexión con los gatos. Le encantaba observar cómo caminaban con esa elegancia felina y cómo jugaban con tanta agilidad. Un día, Lula decidió que quería ser como ellos.
- 'Mamá, papá, quiero ser un gato', anunció Lula con una determinación que asombró a sus padres. Ellos intercambiaron una mirada y sonrieron. Decidieron apoyar el sueño de su hija, confiando en que sería una experiencia enriquecedora.
Así que, desde ese día, Lula se propuso aprender a comportarse como un gato. Comenzó a imitar sus movimientos, sus maullidos y su forma de explorar el mundo.
Por las noches, se recostaba en el tejado de su casa, observando las estrellas y tratando de entender el lenguaje secreto de los gatos. Lula se esforzaba mucho, pero al pasar el tiempo, comenzó a darse cuenta de que ser un gato no era tan sencillo como pensaba.
No podía cazar ratones como los gatos, ni dormir todo el día bajo el sol. Con el corazón entristecido, Lula decidió hablar con sus padres. - 'Mamá, papá, creo que no puedo ser un gato', confesó.
Sus padres la abrazaron tiernamente y le explicaron que todos somos únicos y especiales a nuestra manera. Le recordaron que ser ella misma era lo más extraordinario que podía ser. Lula reflexionó sobre las palabras de sus padres y comprendió que estaba bien ser diferente.
Dedicó su tiempo a descubrir sus propias habilidades y talentos. Aprendió a tocar el piano, a dibujar y a escribir historias. Pronto descubrió que podía expresar su amor por los gatos a través de sus creaciones.
Escribió cuentos sobre gatos aventureros y pintó hermosos cuadros de mininos jugando. Lula se convirtió en una niña realizada, compartiendo su amor por los gatos con el mundo. Y aunque ya no quería ser un gato, nunca dejó de ser la niña especial que siempre fue.
FIN.