Lula y el hogar en el bosque



Era un hermoso día soleado cuando Lula, la gata curiosa, decidió salir de su casa con su mejor amigo, Tito, un tierno perrito de pelaje dorado.

"¿Vamos a explorar el bosque, Tito?" - preguntó Lula emocionada.

"¡Sí, Lula! Siempre he querido ver qué hay del otro lado de los árboles." - respondió Tito moviendo su cola con entusiasmo.

Y así, los dos amigos comenzaron su aventura, recorriendo senderos cubiertos de hojas, saltando sobre ramitas y disfrutando de la frescura del aire. Sin embargo, la curiosidad los llevó más y más profundo en el bosque, hasta que comenzaron a perder la noción del tiempo y del camino de regreso.

"Lula, ¿te das cuenta de que hemos caminado un montón?" - dijo Tito, un poco preocupado.

"Sí, creo que estamos perdidos..." - respondió Lula, sintiendo un pequeño nudo en su pancita.

Ambos miraron a su alrededor, los árboles parecían más altos y el sonido de la naturaleza más fuerte.

"No te preocupes, Tito. Si nos tranquilizamos y pensamos, seguro encontramos el camino de regreso." - dijo Lula, tratando de consolar a su amigo.

Entonces, decidieron sentarse debajo de un gran roble para pensar. Mientras descansaban, escucharon un suave susurro.

"¿Hola?" - preguntó Lula, mirando a su alrededor.

"¿Quién anda ahí?" - añadió Tito, un poco temeroso.

De entre los arbustos apareció un pequeño conejo de pelaje gris y orejas largas.

"Soy Benji, el conejo. ¿Por qué están tan preocupados?" - dijo el conejo con una voz dulce.

"Estamos perdidos y no sabemos cómo volver a casa." - respondió Lula con tristeza.

"No se preocupen, tengo una idea. Puedo ayudarles a encontrar el camino, pero antes, necesito que me ayuden con algo." - sugirió Benji.

"¿Qué necesitas?" - preguntó Tito, esperanzado.

Benji les explicó que había un arbusto en el bosque que había crecido tanto que bloqueaba el camino hacia su casa.

"Si me ayudan a podar ese arbusto, también me será más fácil encontrar comida para el invierno y, a cambio, los guiaré de regreso a su hogar." - propuso Benji.

"¡Está bien, nosotros te ayudaremos!" - exclamó Lula.

Así que con mucho entusiasmo, se pusieron manos a la obra. Lula y Tito utilizaron sus patitas y Benji, con sus dientes afilados, comenzaron a cortar las ramas del arbusto. El trabajo fue duro, pero juntos lograron despejar el camino.

"¡Lo logramos!" - gritó Tito, saltando de alegría.

"¡Gracias a ustedes, ahora puedo salir a buscar comida más fácilmente!" - agradeció Benji.

"Y nosotros también podemos volver a casa. ¡Vamos!" - dijo Lula con una sonrisa.

Benji, muy contento, guiaba a sus nuevos amigos mientras avanzaban por el sendero. Después de un rato, llegaron hasta una pequeña colina desde donde podían ver sus casas al fondo.

"Miren, ahí está!" - gritó Tito, saltando de felicidad.

"¡Gracias, Benji! Eres un gran amigo." - dijo Lula.

"Me alegro de que hayan encontrado su camino. Siempre es bueno ayudar a los demás. Recuerden que el bosque siempre estará ahí para explorarlo de nuevo, pero deben tener cuidado de no perderse otra vez." - explicó Benji.

"Lo prometemos. ¡Bye, Benji!" - dijeron Lula y Tito al unísono, mientras se despedían.

Cuando llegaron a casa, ambos estaban cansados pero muy felices. Habían aprendido que a veces, aunque se pierdan, con un poco de ayuda y trabajo en equipo, siempre es posible volver.

"Hoy fue una gran aventura, Lula. ¿Qué haremos mañana?" - preguntó Tito.

"Quizás podemos explorar otro lugar, pero esta vez no nos alejaremos tanto." - respondió Lula.

Y así, después de un día lleno de emoción, regresaron a casa, listos para contar sus aventuras y seguir explorando el mundo, pero siempre con precaución y trabajo en equipo.

FIN.

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