Luli, la mariposa que comienza el jardín de infantes



Luli era una hermosa mariposa que vivía en un jardín repleto de flores de colores brillantes. Pasaba sus días revoloteando de una flor a otra, disfrutando del sol y de la suave brisa primaveral.

Un día, mientras jugaba entre las flores, escuchó a los niños riendo y jugando en el jardín de infantes que quedaba al lado del jardín de flores. Luli se sintió intrigada y decidió acercarse para ver de qué se trataba.

Al posarse en una rama cercana, observó a los niños mientras jugaban y se divertían. - ¡Qué curioso! - pensó Luli. - Me encantaría saber qué hacen allí.

Luli sentía que quería ser parte de esa alegría, y aunque al principio le asustaba la idea de dejar su cómodo hogar entre las flores, decidió que era hora de probar algo nuevo. Voló hacia el jardín de infantes y, para su sorpresa, los niños la recibieron con alegría y entusiasmo.

- ¡Miren, una mariposa! - exclamó uno de los niños. - Es tan bonita. Luli se sentía un poco nerviosa, pero pronto se dio cuenta de que los niños eran amigables y juguetones.

Se unió a ellos en sus juegos y descubrió lo divertido que era estar en el jardín de infantes. A medida que pasaban los días, Luli aprendió muchas cosas nuevas. Conoció letras y números, disfrutó de cuentos y canciones, y se divirtió explorando el mundo con sus nuevos amiguitos.

Sin embargo, un día, una tormenta azotó el jardín y Luli se perdió volando a causa del viento fuerte. Buscó refugio en un árbol cercano y esperó a que la tormenta pasara. Cuando finalmente salió, se dio cuenta de que estaba lejos de su hogar.

Asustada y confundida, Luli comenzó a volar en círculos, intentando recordar el camino de regreso. Pero por más que lo intentara, todo le parecía desconocido.

Justo cuando estaba a punto de rendirse, escuchó a lo lejos la voz de uno de los niños del jardín de infantes. - ¡Luli, estamos aquí! - gritaba el niño. - Te encontraremos. Los niños, preocupados por su amiga mariposa, la buscaban por todas partes.

Luli siguió la voz y finalmente divisó a los niños corriendo hacia ella. Con lágrimas de felicidad en los ojos, Luli se reunió con sus amiguitos, quienes la abrazaron con cariño. Juntos, emprendieron el camino de regreso al jardín de flores.

Desde ese día, Luli comprendió que, aunque aventurarse en lo desconocido podía ser emocionante, siempre era reconfortante tener a sus amigos cerca.

Y con el apoyo de sus amiguitos del jardín de infantes, Luli aprendió a disfrutar de nuevas experiencias mientras mantenía vivas sus raíces en el hogar que más quería.

FIN.

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