Luli y el reino de la solidaridad



Luli abrió sus ojos y se encontró en un lugar desconocido. Todo a su alrededor parecía sacado de un cuento de hadas: árboles con hojas brillantes, flores gigantes y mariposas multicolores que volaban alrededor suyo.

Pero lo más sorprendente era que había otras niñas allí, vestidas con trajes de princesa y coronas en sus cabezas. - Hola, ¿quién eres tú? -preguntó una niña rubia con rizos dorados mientras se acercaba a Luli. - Me llamo Luli...

¿Dónde estoy? -respondió Luli confundida. - Estás en el Reino de las Princesas -dijo la niña sonriendo-. ¡Ven! Te enseñaremos todo lo que sabemos sobre ser princesas.

Luli seguía sin entender cómo había llegado allí, pero decidió seguir a las demás niñas. Juntas caminaron hacia una cabaña hecha de ramitas y hojas donde compartieron vestidos, maquillaje y juguetes.

Descubrieron juntas todos los secretos del reino: cómo hacer coronas de flores, cómo peinar caballos mágicos y cómo bailar como verdaderas princesas. Pero no todo era felicidad en el Reino de las Princesas. Un día, mientras jugaban en el bosque encantado, escucharon unos gritos desesperados provenientes del otro lado del río.

Al acercarse vieron a una pobre anciana atrapada entre unas rocas. - ¡Tenemos que ayudarla! -exclamó Luli corriendo hacia la anciana. - ¡No, espera! -dijo una de las niñas-. En el bosque encantado hay trampas que pueden hacerte daño.

Debemos encontrar la manera segura de ayudarla. Juntas encontraron un camino seguro para llegar hasta la anciana y rescatarla. La llevaron a su cabaña y le dieron comida y abrigo.

La anciana les contó que había perdido su varita mágica, lo que la había dejado indefensa en el bosque. Las niñas decidieron ayudarla a buscar su varita mágica. Después de una larga búsqueda, encontraron la varita mágica y se la devolvieron a la anciana.

Como agradecimiento por su bondad, les concedió un deseo cada una. Luli pidió volver a casa con su familia. De repente, Luli despertó en su propia cama, rodeada por sus juguetes favoritos y sus padres sonriendo junto a ella.

- ¿Qué sueño tan hermoso tuviste? -preguntó su madre mientras le acariciaba el cabello.

Luli recordó todo lo que había vivido en el Reino de las Princesas: las amistades, los vestidos hermosos, pero sobre todo aprendió sobre cómo ser valiente para ayudar al prójimo sin importar las dificultades del camino. Desde ese día en adelante, Luli decidió aplicar todas esas enseñanzas en su vida cotidiana y nunca olvidaría aquel sueño maravilloso donde descubrió cómo ser una princesa verdadera: amable, valiente y solidaria con los demás.

FIN.

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