Luli y Mecha en el Castillo Mágico



Había una vez, en un pequeño pueblo, dos amigas inseparables llamadas Luli y Mecha. Un día, decidieron explorar un antiguo castillo que había llegado a ser conocido por sus numerosas historias y misterios. Con gran entusiasmo, se aventuraron a jugar a las escondidas, un juego que les encantaba.

"Yo cuento, ¡y vos escondete bien!" - dijo Luli, con una sonrisa traviesa en su rostro.

"Vale, vale, ¡te prometo que voy a esconderme en un lugar muy ingenioso!" - respondió Mecha, mientras se escabullía hacia un rincón oscuro del castillo.

Luli empezó a contar en voz alta: 1, 2, 3, 4, 5... ¡Listo o no, allá voy! - exclamó, saliendo en busca de su amiga. Buscó detrás de estatuas, dentro de habitaciones polvorientas y debajo de viejos muebles tapizados. Pasaron unos minutos que parecieron horas hasta que Luli finalmente encontró a Mecha, escondida dentro de un viejo baúl.

"Te encontré, ¡no hay forma de que te escapes de mí!" - dijo Luli riendo.

Las dos chicas se abrazaron, celebrando el momento con risas. Sin embargo, de repente, escucharon un ruido fuerte que provenía de la entrada del castillo.

"¿Qué fue eso?" - preguntó Mecha, con un poco de miedo.

"No lo sé, pero parece que vienen muchas personas..." - contestó Luli, con el corazón latiendo rápido. Rápidamente se escondieron detrás de una gran cortina.

Para su sorpresa, no eran simples visitantes. Eran policías con linternas, que buscaban algo o a alguien muy importante.

"¡Rápido!" - susurró Luli "Creo que debemos salir de aquí. ¡No quiero que nos atrapen!"

Las chicas, aunque asustadas, sabían que debían ser valientes. Así que, decidieron que sería mejor acercarse a los policías y explicarles que solo eran dos amigas jugando. Con valentía, salieron de su escondite.

"¡Hola!" - dijo Luli, levantando la mano y sonriendo, a pesar de su nerviosismo.

"¿Qué hacen aquí? Este lugar está cerrado al público" - respondió uno de los policías, mirándolas con curiosidad.

"Nosotras solo vinimos a jugar a las escondidas. No queríamos causar problemas" - explicó Mecha, y Luli asintió.

Los policías se miraron entre sí, un poco sorprendidos por la situación.

"Bueno... es bueno ver a dos chicas jóvenes divertirse, pero este castillo no es un lugar seguro para jugar. Es importante que siempre se les informe a los adultos donde están" - dijo uno de ellos con una sonrisa.

"Lo sentimos mucho, no lo hicimos a propósito. Vamos a decírselo a nuestros padres" - respondió Luli, con sinceridad.

Desde entonces, los policías decidieron dejar ir a las chicas, pero no antes de darles un pequeño consejo sobre la importancia de la seguridad.

"Recuerden, siempre es importante informar a sus padres a dónde van a jugar y asegurarse de que sea un lugar seguro" - enfatizó el policía.

Las chicas asintieron y prometieron hacerlo en el futuro. Salieron del castillo riéndose y hablando, contentas de que sus papás no se preocuparían por ellas.

Aquel día aprendieron no solo sobre la importancia de la seguridad, sino también sobre la valentía y la sinceridad. Nunca olvidaron su aventura y, sobre todo, que la diversión siempre puede ir de la mano con ser responsables.

Desde entonces, siempre que querían jugar, se aseguraban de contarle a sus padres y de elegir lugares donde se sientan seguros. Y así, Luli y Mecha continuaron explorando el mundo juntas, llenándolo de risas y aprendizajes.

FIN.

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