Lulu y el Misterio de las Letras
Un cálido día de primavera, Lulu, una niña de primer grado, se sentó en su pupitre mientras la maestra, la Sra. Pérez, hablaba sobre las letras del abecedario. Aunque sus compañeros parecían disfrutar con las canciones sobre las letras, a Lulu le invadía un sentimiento extraño.
"¿Por qué me dan miedo las letras?", se preguntaba a sí misma. Cada vez que la Sra. Pérez decía una letra, Lulu se encogía en su asiento, sintiendo que esas pequeñas figuras las perseguían.
"A veces me asustan, como si fueran monstruos que quieren comerse mis pensamientos", le confesó a su mejor amiga, Clara, durante el recreo.
"Pero Lulu, ¡las letras son solo letras!" le respondió Clara, tratando de animarla. "Son como pequeños amigos que solo quieren ayudarte a contar historias y aprender cosas nuevas."
A pesar de las palabras de Clara, Lulu no lograba calmarse. Decidió que debía enfrentarse a su miedo. Esa noche, se sentó en su cuarto, y con la ayuda de su mamá, decidió hacer un experimento. Juntas, usaron cartulinas de colores y marcadores para crear unas letras gigantes.
"Mira, Lulu!", exclamó su mamá. "Podemos hacer una fiesta de letras. Cada letra va a tener su personalidad. ¡Hoy las convertimos en amigas!"
Lulu sintió algo de curiosidad. Trabajaron juntas para crear a cada letra. La —"A" era una aventurera, la —"B" era una bailarina, y la —"C" un viajero curioso. Después de horas de risas y creatividad, el cuarto quedó lleno de letras alegres.
"¿Ves? No son tan malas después de todo", dijo su mamá mientras miraban la decoración.
Al día siguiente, Lulu fue a la escuela con su corazón latiendo rápido, pero también con una nueva energía. Cuando llegó al salón, vio a la Sra. Pérez sosteniendo un libro.
"Hoy vamos a contar una historia juntos", anunció la maestra. "Y para eso, necesitamos a nuestras letras amigas para ayudarnos."
Lulu sonrió mientras veía las letras en su mente. Su curiosidad creció cuando escuchó a la maestra leer en voz alta. Las letras empezaron a cobrar vida en su imaginación, y cuando la maestra la llamó para leer una pequeña frase, algo en su interior la impulsó.
"Lo intentaré," se dijo. Se levantó y leyó con una voz temblante pero decidida: "Las letras son amigos que nos enseñan a soñar". Cuando terminó, sus compañeros aplaudieron.
"¡Bravo, Lulu!" gritó Clara, entusiasmada.
Lulu sonrió y, por primera vez, sintió que las letras eran aliadas en lugar de monstruos. Cada día siguiente, se fue haciendo más valiente, hasta que un día, descubrió que podía escribir sus propias historias.
Con el tiempo, Lulu no solo venció su miedo, sino que se convirtió en una gran narradora de cuentos. Sus historias estaban llenas de aventuras y personajes fantásticos. En la escuela, la Sra. Pérez la eligió para presentar un nuevo cuento frente a toda la clase.
"Hoy, Lulu nos va a contar sobre sus aventuras con la ‘A’ aventurera y la ‘B’ bailarina", anunció la maestra.
Lulu respiró hondo, sonriendo ante la idea de contar la historia de sus letras amigas. Mientras hablaba, sentía que esas letras temidas se habían convertido en parte de ella, y ahora, eran sus mejores amigas.
Desde aquel día, Lulu nunca volvió a tener miedo de las letras, sino que formó un lazo inolvidable con ellas, descubriendo que aprender a leer y escribir era realmente una gran aventura.
Así, en su escuela y en su corazón, las letras no solo eran símbolos en un papel, sino puertas abiertas a un mundo lleno de imaginación y creación. Y al final, todo comenzó con una simple decisión: enfrentar su miedo y transformar sus letras en amigos.
FIN.