Lulu y el Piso Mágico
Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, una perrita llamada Lulu que vivía con su dueña, Clara. Lulu era muy juguetona y le encantaba correr, jugar a atrapar la pelota y hacer amigos en el parque. Pero había un problema: a Lulu no le gustaba el piso de su casa.
Cada vez que sus patitas tocaban las baldosas, comenzaba a mover su cola con incomodidad.
"¿Por qué tengo que estar aquí?" - pensaba Lulu mientras miraba fijamente el jardín desde la ventana.
Un día, Clara decidió invitar a algunos amigos a jugar en casa. Ella quería que Lulu estuviese feliz, así que la llevó al parque para que corriera y jugara con otros perritos. La boca de Lulu se iluminó al ver a sus amigos.
"¡Vamos, Lulu!" - exclamó Clara emocionada.
Lulu corrió velocísima, dejando atrás el piso que tanto detestaba. Pero cuando volvieron a casa, el malestar volvió a su corazón.
"¿Por qué los humanos prefieren estar en el piso?" - se preguntó Lulu mientras se acurrucaba en su cama, sintiéndose triste.
Esa noche, mientras dormía, Lulu tuvo un sueño peculiar. En su sueño, un hada apareció. Era muy brillante y tenía alas de colores.
"¡Hola, Lulu! Soy el Hada de los Pisos. Escuché tus pensamientos" - le dijo.
"¿Me puedes ayudar?" - preguntó Lulu ansiosamente.
"Claro que sí. Hoy te llevaré a un lugar especial donde los pisos son diferentes y divertidos" - respondió el hada, haciendo un gesto mágico.
De repente, Lulu se encontró en un mundo lleno de alfombras de colores, almohadas grandes y suaves, y un piso de hierba fresca. ¡Era un paraíso! Lulu saltó y corrió como nunca antes.
"¡Esto es increíble!" - gritó llena de alegría.
Jugó con otros perritos en este maravilloso lugar y se olvidó de su miedo al piso.
Pero de pronto, comenzó a llover, y el piso de hierba se hizo un poco resbaladizo. Lulu sintió miedo una vez más.
"Oh no, ¿y ahora qué hago?" - pensó mientras tartamudeaba. Entonces, el Hada de los Pisos volvió a aparecer.
"Recuerda Lulu, lo importante no es el piso, sino cómo decides jugar y disfrutar" - le dijo el hada con una voz amable.
"Pero... no me gusta cuando se pone resbaloso" - respondió Lulu.
"Entonces, ¿qué puedes hacer para sentirte mejor?" - preguntó el hada curiosa.
Lulu pensó por un momento y respondió:
"¡Puedo hacer amigos y correr bajo la lluvia!"
Con una sonrisa, el hada la animó a que se uniera a los otros perritos que no tenían miedo al agua. Pronto, Lulu se unió a ellos, zambulléndose en un charco y riendo junto a sus amigos.
Cuando todo terminó, y el sol salió de nuevo, Lulu se sintió feliz. Se dio cuenta de que no veía el piso como un enemigo. ¡Era un lugar donde podía vivir aventuras!
De repente, despertó en su cama y notó que, aunque el piso de su casa seguía siendo de baldosas, ahora no le parecía tan malo. Decidió hacer de su hogar un lugar divertido, usando almohadones, juguetes y, sobre todo, organizando juegos en los que todos pudieran participar.
"¡El piso es genial!" - exclamó Lulu mientras jugaba con Clara.
Y así fue como Lulu aprendió a ser valiente y a encontrar la diversión en donde menos lo esperaba. Cada vez que se sentía incómoda en casa, recordaba su aventura mágica y saltaba con alegría, convirtiendo cada rincón en un lugar especial.
Desde ese día, Lulu pasó mucho tiempo corriendo y disfrutando en su hogar, sin que el piso fuera un obstáculo. Y siempre, siempre, estaba lista para descubrir nuevas aventuras.
Fin.
FIN.