Lulu y la Aventura del Bosque
Había una vez una ovejita llamada Lulu, que vivía en un hermoso campo rodeado de flores y árboles. Lulu era curiosa y siempre soñaba con explorar más allá de los límites de su hogar. Un día, mientras su familia pastaba, Lulu decidió seguir a una mariposa que revoloteaba cerca.
- ¡Mirá qué linda mariposa! - exclamó Lulu emocionada.
La mariposa la llevó a un lugar desconocido, lleno de colores y sonidos nuevos. Lulu no se dio cuenta de que se alejaba de su familia y, cuando finalmente miró a su alrededor, se dio cuenta de que estaba perdida.
- ¡Ay, no! ¿Dónde estoy? - lamentó, su corazón comenzando a latir rápido.
Justo en ese momento, recordó las historias que le habían contado sobre un lobo que merodeaba por el bosque. Con ese pensamiento, un escalofrío recorrió su cuerpecito.
- ¡Debo esconderme! - decidió y se metió detrás de un arbusto espeso.
Mientras Lulu temía encontrarse con el lobo, en el campo, su pastor, un chico amable llamado Tomás, se dio cuenta de que no estaba con el rebaño.
- ¡Lulu! - llamó Tomás desesperado. - ¡Ven aquí, Lulu!
Lulu escuchó su voz y sintió un pequeño alivio, pero el miedo todavía la tenía en las garras. Justo cuando se animó a salir de su escondite, oyó un ruido entre los árboles.
- ¡Oh no! - pensó. - ¿Será el lobo?
El ruido resultó ser un pequeño conejo que saltaba alegremente.
- ¡Hola! - dijo el conejo al ver a Lulu. - Yo me llamo Copito. ¿Por qué te escondés?
- Tengo miedo del lobo - respondió Lulu con la voz temblorosa.
- No hay que tener miedo sin razón. Puede que el lobo esté muy ocupado en su cueva. Además, tú no estás sola - dijo Copito, acercándose a ella.
- Pero estoy perdida - gimió Lulu, mirando a su alrededor.
- Te puedo ayudar a volver - ofreció Copito. - Juntos iremos a buscar a tu pastor.
A pesar de su miedo, Lulu sintió que su corazón se llenaba de valentía.
- ¡Está bien! - decidió, convencida por la amabilidad del conejo. - ¡Vamos juntos!
Mientras tanto, Tomás seguía llamando a Lulu. De repente, vio las huellas de la ovejita en el suelo y decidió seguirlas. Lulu y Copito avanzaban por el bosque, y, al poco tiempo, escucharon la voz de Tomás más cerca.
- ¡Lulu! - volvió a gritar el pastor.
- ¡Es él! - exclamó Lulu felizmente. - ¡Voy!
Lulu salió corriendo de detrás del arbusto, seguida por Copito. Cuando la vio, Tomás sonrió radiante.
- ¡Lulu! ¡Estaba tan preocupado! - la abrazó con alegría.
- Lo siento, Tomás. Me dejé llevar por una mariposa y luego me perdí.
- No te preocupes, lo importante es que estás aquí - respondió Tomás. - Gracias, Copito, por ayudarla.
- Fue un placer - dijo el conejo, sonriendo. - A veces, solo necesitamos un amigo para enfrentar nuestros miedos.
Desde aquel día, Lulu aprendió a ser más cuidadosa y a no dejarse llevar sin pensar. También entendió lo valioso de tener amigos que la apoyen. Y así, Lulu, Tomás y Copito compartieron muchas aventuras, recordando siempre que, aunque a veces hay miedos, siempre hay formas de enfrentarlos juntos.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.