Luna, el Arcoíris y el Mico Aventurero
Había una vez, en un mágico bosque lleno de colores, una pequeña niña llamada Luna. Ella tenía una imaginación desbordante y siempre soñaba con aventuras increíbles. Un día, mientras exploraba el bosque, vio algo brillante en el cielo. Era un arcoíris deslumbrante que parecía tocar la tierra justo frente a ella. Intrigada, corrió hacia él.
"¡Mirá qué hermoso!" - exclamó Luna, mirando la explosión de colores.
Al acercarse, se dio cuenta de que el arcoíris no solo era un fenómeno natural; ¡había un pequeño mico brincando alegremente entre los colores!"¡Hola! Soy Mico, el guardián del arcoíris. ¿Te gustaría venir a jugar con nosotros?" - le dijo el mico, saltando de alegría.
"¡Claro! Pero, ¿cómo se juega con un arcoíris?" - preguntó Luna, un poco confundida.
"El arcoíris es un lugar mágico donde cada color tiene su propia historia y lección. Pero primero necesito tu ayuda. Hay un color que se ha perdido, y debemos encontrarlo antes de que el arcoíris se apague" - explicó Mico, con un tono serio.
Luna sintió un cosquilleo de emoción. ¿Qué color se había perdido? Juntos, los dos amigos empezaron a buscar por el bosque. Pasaron por el color rojo, que les contó sobre la pasión y la valentía.
"¡Siempre hay que ser valiente!" - dijo el color rojo.
Luego, continuaron hacia el amarillo, que les habló de la alegría y la felicidad.
"¡Nunca dejen de sonreír!" - exclamó el amarillo.
Sin embargo, cuando llegaron al verde, se dieron cuenta de que algo estaba mal. El verde, que generalmente brillaba con fuerza, estaba apagado.
"¡Oh no! ¿Qué le pasó a Verde?" - preguntó Luna, preocupada.
"Se ha sentido triste porque no se siente necesario en el bosque. Todos los demás colores son tan brillantes y felices. Yo no sé qué hacer para ayudarlo" - dijo Mico, con una expresión de preocupación.
Luna pensó durante un momento y luego tuvo una idea brillante.
"¿Y si le mostramos lo importante que es? Verde, sos el color de la vida, de las plantas, los árboles y todo lo que crece. Sin vos no habría bosque. ¡Tenés un rol especial aquí!" - dijo Luna, tratando de animarlo.
Verde, al escuchar esto, comenzó a sonreír.
"¿De verdad crees eso?" - preguntó, iluminándose un poco más.
"¡Sí! A todos nos necesitamos!" - afirmó Mico.
Con esas palabras de aliento, el verde comenzó a brillar de nuevo. Al poco tiempo, el arcoíris resplandeció más que nunca, llenando el paisaje con su belleza.
"¡Logramos que Verde brille de nuevo! ¡Ahora el arcoíris puede seguir brillando!" - chilló Mico, lleno de alegría.
Luna sonrió y sintió una profunda satisfacción. Habían aprendido que cada color, y cada persona, tienen un valor especial y único. Juntos, regresaron al inicio del arcoíris, y con su trabajo en equipo, no solo repararon el arcoíris, sino que también hicieron que su amistad creciera.
"Gracias, Luna. Ahora sé que debo valorarme más" - dijo Verde, con una nueva chispa de color.
"Y yo aprendí que la amistad y el trabajo en equipo son muy importantes" - agregó Mico.
Desde aquel día, Luna, Mico y sus amigos colores aprendieron a valorar las diferencias y cómo cada uno aporta algo especial al mundo. Y así, bajo el brillante arcoíris, vivieron muchas más aventuras, siempre recordando que cada color cuenta una historia que vale la pena escuchar.
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.
FIN.