Luna, el unicornio mágico


Un día, Mya estaba jugando en su habitación cuando Zoe entró y le preguntó: "¿Qué estás haciendo, Mya?""Estoy dibujando un unicornio", respondió Mya emocionada. Zoe se acercó para ver el dibujo.

"Es muy lindo, pero sabes que los unicornios no existen ¿verdad?"Mya bajó la cabeza con tristeza. Ella sabía que era verdad, pero aún así quería creer en ellos. De repente, se escuchó un ruido extraño fuera de la ventana.

Las dos hermanas corrieron para ver qué era y allí estaba... ¡un unicornio! Mya no podía creer lo que veía. El unicornio tenía un pelaje blanco como la nieve y una larga melena dorada.

Se acercó a ellas y les habló: "Hola chicas, mi nombre es Luna. He venido a cumplir tu deseo, Mya". Mya estaba asombrada y emocionada al mismo tiempo. No podía dejar de mirar al hermoso animal frente a ella.

Luna explicó que ella había sido enviada por los abuelos de Mya desde España para hacer realidad su sueño de tener un unicornio. "¡Gracias abuelos!", exclamaron las hermanas juntas.

Luna invitó a las niñas a subirse en su lomo y volar por el cielo azul como si estuvieran en una montaña rusa mágica. Mientras volaban sobre la ciudad, Luna les enseñaba cosas nuevas sobre los animales y la naturaleza en general. Finalmente llegaron al parque donde encontraron muchos niños jugando felices bajo el sol.

Luna les dijo a las niñas que debían compartir su unicornio con los demás niños para hacerles felices también. Mya y Zoe entendieron el mensaje de Luna.

Compartieron su unicornio con sus amigos del parque, y todos disfrutaron de un día mágico lleno de risas y aventuras. Desde ese día en adelante, Mya aprendió la importancia de compartir y ser amable con los demás.

Y aunque Luna no volvió a aparecer nunca más, Mya siempre recordaría aquel día como uno de los más maravillosos e inolvidables de su vida.

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