Luna Jazmín y el Concurso de Talentos
En un pequeño pueblo donde el cielo siempre parecía despejado y los jardines florecían en colores vibrantes, vivía una niña llamada Luna Jazmín. A sus cuatro años, Luna era conocida por su increíble inteligencia y su amor por el canto y el baile. Siempre estaba llena de energía y sonrisas, y cuando no estaba jugando con sus amigos, se pasaba horas en el jardín, creando nuevas coreografías y canciones.
Una mañana, mientras jugaba entre las flores, escuchó a su mamá conversar con la vecina.
"Me contaron que habrá un concurso de talentos en el parque el próximo fin de semana", dijo la mamá de Luna.
"¡Qué emocionante!", respondió la vecina. "Seguro que habrá muchos niños participando".
Luna se dio cuenta de que, aunque el concurso se celebraría en una semana, podía prepararse desde ese mismo momento. Con su mente brillante y su gran creatividad, decidió que iba a participar.
Al volver a casa, Luna fue corriendo a la sala de estar, donde su mamá estaba sentada en el sofá.
"¡Mamá! ¿Puedo participar en el concurso de talentos? Quiero cantar y bailar!"
La mamá sonrió y acarició la cabeza de Luna.
"¡Por supuesto, mi pequeña! Pero necesitas preparar algo que sea realmente especial".
Con energía y determinación, Luna pasó los días ensayando. Cada mañana se despertaba temprano, practicando su canción favorita y combinando movimientos de baile. Pronto, su mejor amigo, Nico, se unió a ella.
"Luna, ¿puedo participar contigo? Me encantaría bailar en tu performance",
"¡Claro que sí, Nico! Juntos seremos un gran equipo!"
Los dos niños comenzaron a hacer ensayos juntos. Pero a medida que pasaban los días, la inseguridad comenzó a acechar a Luna.
"Nico, ¿y si no le gusta a la gente?"
"Pero lo hacemos porque nos encanta, ¿no? Lo importante es divertirnos".
Estas palabras aliviaron un poco la preocupación de Luna, y continuaron ensayando.
Finalmente, llegó el día del concurso. El parque estaba lleno de niños y padres, todos admirando a los participantes anteriores. Luna y Nico se sintieron un poco nerviosos, pero Luna respiró hondo y sonrió.
"Recordemos: esto es solo para divertirnos!"
Cuando llegó su turno, subieron al escenario y el corazón de Luna latía rápido. Miró a sus amigos y a su mamá en el público, y se sintió un poco más valiente. ¡Era su momento!
Empezaron a cantar y a bailar. Luna sabía que debía poner todo de sí, y al hacerlo, rompió la barrera de su inseguridad y se sumergió en la música. Todo parecía mágico mientras giraban y cantaban. El público empezó a aplaudir y a animarlos.
Cuando terminaron, el público estalló en aplausos y vítores. Luna estaba radiante de felicidad. No importa si ganaban o no, había disfrutado cada segundo.
"Lo hicimos, Nico, ¡fue increíble!"
El jurado, compuesto por adultos del pueblo, se reunió para declarar a los ganadores.
"El premio va para... ¡Luna y Nico! Por su magnífica actuación y el espíritu divertido que trajeron!"
Luna no podía creerlo, saltó de alegría mientras recibía su medalla.
"¡Gracias! Esto es porque nos divertimos!"
La mamá de Luna se le acercó emocionada.
"Estoy tan orgullosa de ti, Luna. ¡Has demostrado que siempre hay que seguir nuestro corazón!"
Desde aquel día, Luna Jazmín aprendió que no se trata solo de ganar, sino de disfrutar lo que hacemos y compartirlo con los demás. Porque lo más hermoso de todo es poder hacer lo que nos gusta junto a quienes amamos.
FIN.