Luna, la luz en la oscuridad



Había una vez en un bosque encantado, un lobo feroz que aterrorizaba a todos los animalitos del lugar. Su nombre era Rufus y se pasaba el día rugiendo y persiguiendo a los demás habitantes del bosque.

Un día, mientras Rufus acechaba a una familia de conejitos, escuchó una risa muy dulce proveniente de detrás de un árbol. Se acercó sigilosamente y descubrió a Luna, una pequeña zorra de pelaje blanco como la nieve.

"¿Qué haces aquí solita, zorrita?" -preguntó Rufus con su voz grave y amenazante. Luna levantó la mirada con valentía y respondió: "Estoy buscando flores para mi mamá.

¿Tú también las buscas o solo asustas a los demás?"El lobo se quedó pensativo por un momento. Nunca nadie le había hablado de esa manera antes. Recordó cómo solía ser cuando era cachorro, antes de convertirse en el lobo feroz que todos temían. "Yo... yo no sé buscar flores" -balbuceó Rufus-.

"Siempre he sido malo y asustar a los demás es lo único que sé hacer. "Luna se acercó lentamente al lobo y posó su hocico sobre su pata. "Todos podemos cambiar si así lo deseamos" -dijo con ternura-.

"Tal vez solo necesitas alguien que te enseñe cosas nuevas. "Rufus sintió algo extraño en su interior. Por primera vez en mucho tiempo, no se sentía tan feroz ni tan solo.

Decidió seguir a Luna por el bosque y aprender todo lo que ella tenía para enseñarle. Los días pasaron y Rufus fue descubriendo un mundo nuevo junto a Luna.

Aprendió a buscar flores, a jugar sin lastimar a nadie y, lo más importante, encontró amigos entre los demás animalitos del bosque. Un día, mientras caminaban juntos cerca de un arroyo cristalino, Luna tropezó con una piedra resbaladiza y cayó al agua sin poder salir.

El lobo feroz reaccionó rápidamente, saltando al arroyo y nadando hasta donde estaba la zorrita. Con todas sus fuerzas logró sacarla del agua y llevarla sana y salva hasta la orilla.

Los demás animales observaban sorprendidos cómo el temido lobo feroz se convertía en el héroe del bosque gracias al amor y la amistad que Luna le había brindado. Desde ese día en adelante, Rufus ya no fue conocido como el lobo feroz; ahora era simplemente Rufus, el amigo leal que siempre estaba dispuesto a ayudar a los demás.

Así fue como Luna enseñó al lobo que todos merecemos segundas oportunidades para cambiar nuestras vidas y ser mejores personas cada día.

FIN.

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