Luna, la protectora de los animales
Érase una vez en un bosque encantado, vivía una pequeña aprendiz de bruja llamada Luna. Luna era una niña curiosa y valiente, siempre dispuesta a aprender nuevos hechizos y a ayudar a los demás con su magia.
Un día, mientras paseaba por el bosque, Luna encontró a un conejito llorando. Se acercó rápidamente y le preguntó qué le pasaba. El conejito le explicó que se había perdido de su familia y no sabía cómo regresar a casa.
Luna pensó por un momento y decidió usar sus poderes mágicos para ayudar al conejito. Con su varita mágica en mano, pronunció las palabras adecuadas y creó un camino brillante que guiaba al conejito de vuelta a su madriguera.
El conejito saltó de alegría y le agradeció a Luna con un abrazo tierno. Luna sonrió feliz de haber podido ayudar a su nuevo amigo. De repente, escucharon un ruido extraño proveniente del lago cercano.
Intrigada, Luna se acercó al lago y vio a una tortuga atrapada entre unas ramas. La tortuga estaba asustada y no podía salir por sí misma. Sin dudarlo, Luna utilizó otro hechizo para liberarla y devolverla al agua segura.
La tortuga nadó felizmente en el lago y le dijo a Luna que siempre estaría agradecida por su bondad. Luna se sintió contenta de haber podido ayudar a otro ser vivo del bosque.
Mientras caminaba de regreso a su casa, Luna recordó algo importante que su maestra bruja le había enseñado: "La magia más poderosa es la que viene del corazón".
Y así entendió que no necesitaba grandes hechizos para hacer el bien, solo necesitaba estar dispuesta a ayudar con amor y compasión. Desde ese día, Luna siguió practicando sus habilidades mágicas pero siempre recordando que lo más importante era usarlas para hacer el bien en el mundo.
Y así se convirtió en la bruja más querida del bosque encantado, conocida por todos como "Luna la Bondadosa". Y colorín colorado este cuento lleno de magia y bondad ha terminado. ¡Hasta la próxima aventura!
FIN.