Luna la valiente compañera de Valentina
Era una mañana soleada en el pequeño pueblo de Colibrí, donde la gente siempre se saludaba con una sonrisa. En una casa pintada de colores brillantes, vivía una niña llamada Valentina. Valentina era curiosa y soñadora, nunca se rendía. Pero lo que más la caracterizaba era su mejor amiga: una perra llamada Luna.
Luna era una perra de pelaje dorado y ojos brillantes. Siempre estaba lista para aventuras. Un día, mientras jugaban en el parque, Valentina se dio cuenta de que la biblioteca del pueblo había cerrada y la escuela iba a tomar un libro para el concurso de cuentos.
- “¡Ay no, Luna! Tenemos que encontrar un cuento nuevo para llevar al concurso”, dijo Valentina con preocupación.
Luna, saltando de alegría, pareció entenderlo y movió la cola.
- “Vamos a buscar algo en el bosque. Tal vez encontremos un cuento de la naturaleza”, animó Valentina, mientras agarraba una mochila.
Así, las dos amigas se adentraron en el bosque, un lugar mágico lleno de árboles altísimos y brisa fresca. Mientras caminaban, Valentina escuchó un ruido extraño entre los arbustos.
- “¿Qué fue eso, Luna? ” preguntó, temerosa.
Luna ladró y corrió hacia el sonido. Valentina la siguió, y lo que encontraron fue una pequeña ardilla atrapada entre dos ramas.
- “Pobre ardillita, tenemos que ayudarla”, dijo Valentina, sintiendo compasión.
Luna movió la cola y comenzó a empujar las ramas con su hocico, mientras Valentina cuidadosamente las apartaba. Después de un rato, lograron liberar a la ardillita.
- “¡Gracias, gracias! Pensé que nunca saldría de ahí”, dijo la ardilla, feliz.
- “Siempre hay que ayudar a los que lo necesitan”, respondió Valentina con una sonrisa.
La ardilla, agradecida, les ofreció un mapa antiguo que había encontrado en el bosque.
- “Este mapa lleva a un lugar donde se cuentan los mejores cuentos”, explicó.
Valentina miró a Luna, con los ojos brillantes.
- “¿Deberíamos seguirlo? ”, preguntó.
- “¡Sí! ”, respondió Luna, dándole un ladrido alegre.
Así que tomaron el mapa y empezaron a seguir el camino que la ardilla había dibujado. Siguieron el sendero en el bosque, subieron colinas y cruzaron un arroyo fresco. En el camino, se encontraron con un búho sabio que estaba dormido en un árbol.
- “¡Oye, búho! ¿Sabés dónde está el lugar de los cuentos increíbles? ” le preguntó Valentina.
El búho abrió un ojo y parpadeó.
- “Deben resolver un acertijo primero: ‘¿Qué se rompe al decir su nombre? ’”, dijo con una voz profunda.
Valentina pensó y luego exclamó: “¡El silencio! ”
El búho sonrió y les mostró el camino hacia un claro mágico con un lago brillante. En el centro del lago había un pedestal con un gran libro iluminado.
- “¡Mirá, Luna! ¡Es nuestro cuento! ”, gritó Valentina.
Cuando se acercaron, el libro comenzó a abrirse solo, y una voz suave comenzó a narrar:
- “Había una vez, en un bosque lleno de magia, dos amigas valientes que siempre ayudaban a los demás…”
Valentina y Luna miraban fascinadas. Era su historia, la historia de la aventura que había comenzado cuando decidieron ayudar a la ardillita!
Cuando el cuento terminó, Valentina tomó una hoja del libro como recuerdo y regresaron al pueblo con la promesa de seguir ayudando a quienes lo necesitaban. En su camino de vuelta, comenzaron a hablar sobre lo que habían aprendido.
- “Siempre debemos ser valientes y ayudar a los demás, ¿no? ”, dijo Valentina.
- “¡Sí! ”, contestó Luna, moviendo la cola.
Al llegar a casa, Valentina, con el corazón lleno de alegría, presentó la hoja del cuento en el concurso, y el jurado destacó su valentía y la importancia de ayudar a los demás. Al final, Valentina y Luna fueron premiadas con un gran libro lleno de cuentos para que todos pudieran disfrutar.
- “Esto es solo el principio de nuestras aventuras, Luna”, dijo Valentina, abrazando a su fiel compañera.
Y así, Valentina y Luna se convirtieron en las valientes defensoras del bosque y de todos los que lo necesitaban, enseñando a los demás que la amistad, la valentía y la ayuda desinteresada son los cuentos más hermosos de todos.
FIN.