Luna, Noche y el Perro de Flores



Era una noche hermosa, llena de estrellas brillantes y una luna que iluminaba el paisaje. En un pequeño barrio de Buenos Aires, una perrita llamada Luna paseaba por el parque. Ella no era una perra ordinaria; tenía un don especial que la hacía querer a todo el mundo.

Una noche, mientras exploraba su rincón favorito del parque, Luna se encontró con una extraña flor que nunca había visto antes. Eran flores de colores vibrantes que parecían brillar bajo la luz de la luna.

"Hola, florcita brillante", dijo Luna. "¿Qué haces sola en esta noche tan bonita?"

"Soy la Flor de la Amistad y espero a alguien que necesite un poco de alegría".

Luna, curiosa, se acercó un poco más.

"¿Qué tipo de alegría?"

"La alegría de hacer amigos y de ayudar a otros".

De repente, oyó un llanto a lo lejos. Era Cielo, un pequeño gato que había subido a un árbol y no podía bajar.

"¡Ayuda! ¡No sé cómo bajar!" gritaba el pobre gato.

Luna suspiró y miró a la Flor de la Amistad.

"¿Crees que pueda ayudarlo?"

"Por supuesto, la amistad puede superar cualquier obstáculo".

Luna corrió hacia el árbol y empezó a ladrar.

"¡Cielo! ¡No te preocupes! Te ayudaré a bajar!"

El gato, desde las alturas, dijo:

"¡Pero no sé cómo lo harás! Soy muy liviano!".

"Tienes que confiar en mí, yo tengo una idea!" respondió Luna mientras buscaba un plan.

Luna recordó la Flor de la Amistad y tuvo una brillante idea.

"¡Siempre llevan el amor y la amistad a todas partes! ¡Tal vez si uno de ustedes se oferta una ayuda, los otros pueden encontrar una forma de colaborar!". Entonces, se volvió hacia la flor.

"¿Puedes ayudar a formar un soporte que me ayude a mantenerte mientras subo?"

La Flor de la Amistad brilló intensamente.

"Claro, puedo hacerle un cuerpecito fuerte!".

Entonces, formando un pequeño montón de sus pétalos, logró hacer una red de flores resistentes.

"¡Ahora, Cielo! Salta!"

"¡Estoy asustado!"

"Solo confía en mí, yo estoy aquí".

Cielo miró a la Luna, a la flor, y dio un salto. Aterrizó suavemente sobre las flores, mientras todos lo recibían con risas.

"¡Lo hiciste, Cielo!" gritó Luna mientras movía su cola alegremente.

"¡Gracias, Luna, gracias, Flor de la Amistad! Ahora tengo dos amigos!"

Luna sonrió y se sintió feliz.

"La amistad y la valentía pueden lograr cosas asombrosas".

Esa noche, los tres amigos decidieron pasear juntos, riendo mientras disfrutaban de la luna clara y las flores brillantes que ellos tres habían cultivado dentro de su corazón.

FIN.

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