Luna, Ovnis y Aventuras
Era una vez un chico llamado Tomás, que soñaba con viajar a la luna. Un día, se encontró con un antiguo libro en la biblioteca de su colegio, que hablaba de la luna y de seres del espacio. Cuando terminó de leerlo, su imaginación voló lejos y comenzó a pensar en cómo sería viajar a ese maravilloso lugar.
-'Hoy será el día perfecto', se dijo Tomás mientras miraba al cielo.
Con la ayuda de su amigo Pablo, decidió construir una nave espacial con cajas de cartón y pintura. Después de horas de trabajo, finalmente lograron crear una fantástica nave.
-'¡Despegamos!' exclamó Tomás mientras se subía a la nave.
Con un gran empujón de su imaginación, y quizás algo de magia, la nave comenzó a flotar y se dirigió a la luna. Al llegar, todo era asombroso: el paisaje era plateado, las montañas brillaban y las estrellas estaban más cerca que nunca.
Sin embargo, mientras exploraba, Tomás notó algo extraño en el cielo. Unos brillantes puntos de luz se movían rápidamente.
-'¡Mirá, Pablo! ¿Qué son esos?' preguntó Tomás, señalando al cielo.
-'¡Son ovnis! Son conocidos por abducir a los humanos. ¡Debemos tener cuidado!' respondió Pablo con un brillo de emoción y un toque de preocupación.
Tomás decidió que debía explorar la luna, pero también evitarlos. Así que se dividieron las tareas. Mientras Pablo programaba un mapa estelar, Tomás se adentró en los cráteres.
Mientras caminaba, se encontró con un pequeño alienígena llamado Zippy, que parecía perdido.
-'Hola, pequeño amigo. ¿Estás bien?' preguntó Tomás amable.
Zippy alzó la mirada y dijo, -'¡Estoy buscando mi nave! Los ovnis me han asustado y se han llevado a mis amigos.'
-'¡Oh no! No te preocupes, te ayudaré a encontrarlos', prometió Tomás.
Tomás y Zippy se unieron para buscar a los amigos de Zippy. Durante su búsqueda, descubrieron que los ovnis solo estaban tratando de hacer nuevos amigos, pero su forma de acercarse asustaba a los demás.
-'Tal vez si les mostramos que somos amables, no tendremos nada de qué preocuparnos', sugirió Tomás.
Con Zippy a su lado, decidieron acercarse a los ovnis. Tomás respiró hondo y, con el corazón latiendo rápido, levantó una mano para saludarlos.
-'¡Hola! No queremos que nos abduzcan, solo queremos jugar. ¿Pueden unirnos?'
Los ovnis se acercaron lentamente y, para su sorpresa, comenzaron a hacer figuras con sus luces que parecían danzas.
-'Mirá, Pablo, ¡se están divirtiendo! ¡Son muy amables!', gritó Tomás emocionado.
Los ovnis, al ver que nadie les tenía miedo, comenzaron a invitar a Tomás, Zippy y Pablo a compartir juegos intergalácticos. Bailaron en la luna, corrieron bajo las estrellas y todos se rieron juntos.
Al final del día, Tomás aprendió que muchas veces lo que parece aterrador puede esconder grandes amistades. Cuando llegó la hora de regresar, Tomás y Zippy se despidieron entre risas.
-'Si alguna vez necesitas ayuda en la luna, ven a buscarme. ¡Seremos amigos para siempre!' prometió Tomás mientras se alejaba
Y así, regresó a casa con su amigo Pablo, con historias maravillosas que contar y un nuevo amigo del espacio.
Desde ese día, Tomás nunca dejó de mirar las estrellas, recordando que con un poco de valentía y amabilidad, podían crearse amistades en cualquier rincón del universo.
FIN.