Luna, Sol y el pájaro liberado



Había una vez en un bosque encantado, donde los árboles cantaban melodías suaves y los animales bailaban al compás del viento.

En ese lugar mágico vivían dos amigos inseparables: Luna, una luna curiosa y brillante que iluminaba el cielo todas las noches, y Sol, un sol radiante y alegre que llenaba de luz el día. Un día, mientras paseaban por el bosque, Luna y Sol escucharon un sonido muy extraño.

Era un ruido agudo y desagradable que rompía la armonía del lugar. Intrigados, decidieron seguir el sonido hasta encontrar su origen. Descubrieron que venía de un pequeño pájaro atrapado entre las ramas de un árbol.

"¡Ayuda, por favor! ¡Estoy atrapado!" -gritó el pajarito con angustia. Luna y Sol se miraron preocupados, pero rápidamente idearon un plan para rescatar al pajarito. Luna iluminó con su luz el camino hacia el árbol, mientras que Sol calentó con sus rayos las ramas para ablandarlas.

Con trabajo en equipo lograron liberar al pájaro, quien les agradeció emocionado. "¡Muchas gracias por salvarme! Estaba tan asustado... " -dijo el pajarito con voz temblorosa. "No hay de qué, amigo pájaro.

Estamos aquí para ayudar a todos los seres del bosque" -respondió Luna con gentileza. El pájaro les contó que había quedado atrapado mientras jugaba con sus amigos entre las ramas del árbol.

Agradecido por su valentía y amabilidad, les ofreció llevarlos a conocer a la Guardiana del Bosque, una sabia lechuza que velaba por la armonía de aquel lugar mágico. Guiados por el pájaro volaron hasta llegar al imponente árbol donde habitaba la Guardiana del Bosque.

La lechuza los recibió con sabiduría en sus ojos grandes y brillantes. "Bienvenidos, queridos amigos. Veo en ustedes bondad y valentía" -dijo la lechuza con voz grave pero cálida.

Luna y Sol se sintieron honrados por sus palabras y compartieron con ella su deseo de preservar la paz y la alegría en el bosque encantado. La Guardiana les habló sobre la importancia de cuidar cada ser vivo que habitaba allí y les enseñó cómo usar sus propios dones para protegerlo.

A partir de ese día Luna iluminaba senderos oscuros para guiar a quienes lo necesitaban, mientras que Sol calentaba corazones fríos con su calor reconfortante. Juntos formaban un equipo imparable que velaba por la armonía del bosque junto a la sabia Guardiana.

Y así fue como Luna, Sol y todos los habitantes del bosque aprendieron a escuchar no solo los sonidos hermosos que los rodeaban sino también aquellos llamados de auxilio; entendiendo que trabajar juntos era clave para mantener viva la magia del lugar donde todo comenzó...

en un cuento del bosque con sonidos.

FIN.

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