Luna y el amor correspondido


Había una vez, en un bosque encantado, una hermosa mariposa llamada Luna. Ella era la más bella de todas las mariposas del bosque y todos los demás insectos estaban enamorados de ella.

Sin embargo, Luna tenía un secreto: estaba enamorada del sol. Cada día esperaba ansiosa el momento en que él aparecía por el horizonte para poder verlo brillar con su luz dorada y sentir su calor en sus alas.

Pero el sol nunca parecía notarla y continuaba su camino sin siquiera mirarla. Luna se sentía triste y sola, porque no podía tener lo que más deseaba: estar junto al sol.

Un día, mientras volaba por el bosque pensando en su amor imposible, Luna vio a una pequeña oruga llorando desconsoladamente. Se acercó a ella para preguntar qué le pasaba. "Estoy tan triste", dijo la oruga entre sollozos. "No puedo ser como tú, no tengo alas bonitas ni puedo volar alto".

Luna se sintió conmovida por la tristeza de la oruga y decidió ayudarla. "No te preocupes", le dijo con dulzura. "Todos somos especiales a nuestra manera".

Entonces Luna tuvo una idea: le dio un beso mágico a la oruga que hizo que esta se convirtiera en una hermosa mariposa igual que ella. La nueva mariposa estaba tan feliz de poder volar junto a Luna que decidió darle las gracias dándole un beso mágico también.

De repente, algo increíble sucedió: los rayos del sol empezaron a iluminar el bosque y a reflejarse en las alas de Luna y su nueva amiga. El sol había notado la belleza que había en ellas.

"¡Miren qué hermosas son!", dijo el sol mientras se acercaba a ellas. "Nunca antes había visto unas alas tan brillantes como las suyas". Luna se emocionó tanto al escucharlo que no pudo evitar darle un beso mágico al sol, lo cual hizo que éste brillara aún más fuerte.

A partir de ese momento, Luna supo que aunque no podía estar junto al sol como ella quería, siempre tendría su amor correspondido por parte del bosque entero.

Desde entonces, cada vez que alguien necesitaba una muestra de amor verdadero, Luna les daba un beso mágico para hacerlos sentir especiales y únicos. Y así fue como se convirtió en la mariposa más querida del bosque encantado.

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