Luna y el arcoíris mágico



Era un día soleado en el bosque donde vivía Luna, una curiosa conejita de orejas largas y pelaje suave. Un día, mientras saltaba entre las flores, vio un extraño brillo en el cielo. "Mirá, mamá, hay algo brillante arriba!" - gritó emocionada. Contó hasta tres y, de repente, un arcoíris enorme apareció en el aire. "¡Un, dos, tres, cuatro, cinco colores!" - dijo mientras señalaba cada color: rojo, naranja, amarillo, verde y azul.

Luna decidió seguir el arcoíris. Saltó sobre tres piedras grandes y esquivó dos mariposas que danzaban en el aire. "¡Cuántas cosas hay!" - pensó. Al llegar a un claro, encontró una puerta mágica que brillaba con todos los colores del arcoíris. "¿Quién estará adentro?" - se preguntó curiosa.

Al abrir la puerta, Luna se encontró con un duende pequeño y simpático llamado Pipo. "¡Hola, Luna! Bienvenida al país de los colores. Aquí, ¡todo es posible!" - exclamó Pipo. "¿Cuántos colores hay aquí?" - preguntó la conejita. "Uno, dos, tres, cuatro... ¡No puedo contar!" - dijo el duende mientras giraba sobre sí mismo.

Luna y Pipo comenzaron a jugar y a contar los objetos a su alrededor. "Mirá, hay cinco flores rojas, dos árboles azules y cuatro piedras amarillas," - dijo Luna entusiasmada. El duende rió y añadió: "¡Contemos juntos! ¡Uno, dos, tres, cuatro, cinco!"

De pronto, un pequeño viento sopló y el arcoíris se desvaneció. "¡Oh no! ¿Qué pasará ahora?" - preguntó Luna. "No te preocupes, siempre podemos pintar el cielo de nuevo!" - respondió Pipo. Así que juntos, comenzaron a juntar colores del suelo y a pintar en el aire.

Finalmente, después de mucho esfuerzo y risas, un nuevo arcoíris apareció más brillante que nunca. "¡Lo logramos!" - gritó Luna feliz. Pipo sonrió y dijo: "Recuerda, Luna, siempre que quieras, puedes crear magia con tus colores. ¡Contemos los colores del arcoíris!" Y así, volaron juntas hacia el arcoíris, dejando un rastro de risas y colores en el cielo.

FIN.

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