Luna y el día perdido



Un hermoso día de primavera, Pepa y Juana decidieron ir al parque a disfrutar del sol y jugar con su perrita Luna. Luna era una perra muy juguetona y siempre estaba llena de energía.

Al llegar al parque, Pepa y Juana soltaron a Luna para que corriera libremente mientras ellas se divertían en los columpios. Pero de repente, cuando menos lo esperaban, Luna desapareció.

Las niñas comenzaron a buscarla por todos lados: debajo de los árboles, detrás de las bancas e incluso preguntando a las personas que estaban cerca. Pero no había rastro de Luna. Pepa estaba preocupada y Juana se sentía triste.

Ambas pensaron lo peor: ¿y si Luna se había perdido para siempre? Decidieron no rendirse y continuaron buscando incansablemente. Después de un buen rato caminando por el parque, escucharon un ladrido muy familiar. Siguiendo el sonido, encontraron a Luna detrás de unos arbustos espesos.

Estaba atrapada entre unas ramas y no podía salir. - ¡Luna! ¡Estás aquí! - exclamó Pepa emocionada. - Tranquila, amiga, vamos a sacarte de ahí - dijo Juana con ternura mientras acariciaba a su perrita. Con mucho cuidado liberaron a Luna y la abrazaron fuertemente.

Estaban tan felices de haberla encontrado sana y salva. Mientras regresaban a casa con su querida mascota, Pepa le dijo a Juana:- Aprendimos algo importante hoy, Juana. - ¿Qué es, Pepa? - preguntó Juana curiosa.

- Aprendimos que nunca debemos perder la esperanza y rendirnos cuando las cosas se ponen difíciles. Siempre podemos encontrar una solución si perseveramos y trabajamos juntas. Juana asintió con la cabeza y sonrió. Sabía que su amiga tenía razón.

A veces, en la vida, nos encontramos con obstáculos y desafíos, pero si no dejamos de buscar y confiamos en nosotros mismos, siempre podremos superar cualquier adversidad. Desde ese día, Pepa, Juana y Luna disfrutaron cada momento juntas en el parque.

Aprendieron a valorar aún más la compañía de su amada perra y a nunca perderla de vista.

Y así, con sus corazones llenos de alegría y gratitud por haber encontrado a Luna, las niñas siguieron viviendo aventuras inolvidables junto a su fiel amiga canina. Porque sabían que mientras estuvieran unidas y dispuestas a enfrentar los desafíos juntas, nada podría separarlas ni apagar la luz que brillaba en sus corazones. Fin.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!