Luna y el misterio del plástico reciclado



En un pequeño pueblo costero, llamado Puerto Azul, vivía Luna, una curiosa perrita callejera. Luna adoraba explorar la playa y nadar en el mar, pero últimamente había notado algo preocupante.

El agua estaba cada vez más sucia y los peces parecían enfermos. Un día, mientras paseaba por la costa, Luna encontró a Lucas, un joven investigador ambiental que estaba recolectando desechos plásticos. -Hola, soy Lucas, ¿te gustaría ayudarme a limpiar la playa? -le propuso amablemente.

Luna movió su cola emocionada y juntos comenzaron a recoger botellas, bolsas y envases de plástico. Mientras trabajaban, Lucas le explicó a Luna que el plástico en el mar era peligroso para los animales y el medio ambiente.

-El plástico tarda cientos de años en degradarse, y mientras tanto puede ser ingerido por los animales marinos o contaminar el agua, causando mucho daño. Luna asintió con tristeza y decidió que tenía que hacer algo al respecto. Entonces, se le ocurrió una brillante idea.

Luna corrió a buscar a sus amigos del pueblo y les propuso transformar el plástico recolectado en hermosas esculturas para concientizar a la comunidad sobre el reciclaje.

Todos se entusiasmaron con la idea y pronto estuvieron trabajando juntos, limpiando la playa y creando increíbles obras de arte. Pronto, las coloridas esculturas de plástico reciclado se exhibieron en la plaza del pueblo, llamando la atención de los lugareños y de los turistas.

La gente quedó impresionada y emocionada al enterarse de la historia detrás de las esculturas, y se comprometieron a reducir su uso de plástico y reciclar más.

El esfuerzo de Luna y sus amigos no solo ayudó a limpiar la playa, sino que también inspiró a la comunidad a cuidar el medio ambiente. Desde entonces, Puerto Azul se convirtió en un ejemplo de cuidado ambiental, gracias al ingenio y la determinación de una valiente perrita callejera.

FIN.

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