Luna y el Muro de Magia


Había una vez, en un lejano país, donde la magia era algo común y los brujos vivían en armonía con los demás habitantes.

Sin embargo, un brujo llamado Ezequiel desbloqueó una magia tan oscura que se volvió peligrosa para todos. Al darse cuenta de su error, Ezequiel decidió hacer algo para proteger a los demás. Con gran sabiduría y poder, construyó un enorme muro alrededor de su país.

Este muro estaba hecho con hechizos poderosos que contenían el oscuro poder liberado por Ezequiel. Los demás países quedaron separados del país de Ezequiel por este muro mágico. Durante muchos años, vivieron en paz y seguridad sin saber lo que había pasado del otro lado.

Pero antes de partir hacia el más allá, Ezequiel lanzó una profecía: "Cuando las estrellas brillen en el cielo como nunca antes lo han hecho, alguien llegará para romper el hechizo y traerá la luz nuevamente".

Pasaron siglos y aquellos que recordaban la profecía esperaban pacientemente el día en que las estrellas brillarían intensamente en el cielo. Todos anhelaban conocer quién sería esa persona valiente capaz de romper el hechizo del muro.

En uno de los pueblos cercanos al muro vivía Luna, una niña curiosa y soñadora. Luna siempre se preguntaba qué habría más allá del misterioso muro y deseaba explorar nuevos horizontes. Un día, mientras observaba las estrellas desde su ventana junto a su abuelo, Luna notó algo inusual.

Las estrellas brillaban más intensamente que nunca antes. Emocionada, corrió hacia el pueblo para contarle a todos lo que había visto.

"-¡Abuelo! ¡Las estrellas están brillando como en la profecía de Ezequiel! ¿Será que alguien vendrá a romper el hechizo del muro?", exclamó Luna emocionada. Su abuelo sonrió y le respondió: "-Mi querida Luna, quizás seas tú quien ha sido elegida para cumplir la profecía. Siempre has tenido un espíritu valiente y curioso".

Con sus ojos llenos de determinación, Luna decidió emprender un viaje para descubrir qué se encontraba al otro lado del muro. Sabía que no sería fácil, pero estaba dispuesta a enfrentar cualquier desafío.

Recorriendo bosques encantados y montañas imponentes, Luna llegó finalmente al pie del muro. Inspirada por las palabras de su abuelo y guiada por la fuerza de su corazón, comenzó a recitar antiguos hechizos aprendidos durante su viaje. El muro tembló ante los poderosos encantamientos de Luna.

Poco a poco, se fue debilitando hasta que finalmente se derrumbó en una gran explosión de luz. Del otro lado del muro apareció un país hermoso y lleno de vida.

Los habitantes celebraron con alegría la llegada de Luna y reconocieron su valentía al haber roto el hechizo oscuro. Luna se convirtió en una heroína aclamada por todos. Su historia inspiró a otros a perseguir sus sueños y enfrentar los desafíos con valentía.

Desde aquel día, el país de Ezequiel se unió al resto del mundo y la magia volvió a fluir libremente entre todos.

Luna enseñó a las nuevas generaciones sobre la importancia de utilizar la magia para el bien y nunca dejar que el poder oscuro controle sus vidas. Y así, gracias a la valentía de una niña llamada Luna, el mundo encontró nuevamente la luz y vivieron felices por siempre.

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