Luna y el Tiburón Diablo


Había una vez, en el océano Atlántico, una ballena llamada Luna. Ella era amable y cariñosa con todos los animales del mar. Pero había un tiburón llamado Diablo que aterrorizaba a todos los habitantes del océano.

Un día, mientras Luna nadaba cerca de la superficie, vio algo moverse debajo de ella. Era Diablo, quien se acercó rápidamente para atacarla. Pero cuando estuvo frente a ella, notó que no le hacía nada.

"¿Por qué no me atacas?" - preguntó Luna sorprendida. "No lo sé" - respondió Diablo confundido "Normalmente ataco todo lo que se mueve".

Luna decidió hablar con él y descubrió que Diablo estaba triste porque siempre había sido malo y eso lo hacía sentir solo. Entonces ella decidió hacerle compañía y contarle historias sobre su vida en el océano. Con el tiempo, Luna y Diablo se convirtieron en amigos inseparables.

Ella le enseñó cómo ser amable con los demás animales del mar y juntos exploraron lugares nuevos e interesantes. Sin embargo, un día llegaron unos pescadores al océano y comenzaron a capturar a todos los animales para venderlos como comida en la ciudad cercana.

Luna y Diablo fueron testigos de esto e inmediatamente comenzaron a idear un plan para ayudar a sus amigos. Diablo recordó sus días de ser malvado y decidió utilizarlo para engañar a los pescadores.

Hizo creer que era un gran depredador peligroso y asustó tanto a los humanos que huyeron del lugar. Gracias a Luna y Diablo, los demás animales del océano pudieron escapar de los pescadores y volver a su hogar.

Desde ese día en adelante, Diablo se convirtió en un defensor de la vida marina y siempre estuvo dispuesto a ayudar a sus amigos. Luna y Diablo demostraron que incluso las amistades más improbables pueden cambiar el mundo para mejor si trabajan juntas.

Y así, el océano Atlántico se convirtió en un lugar más seguro y feliz gracias al poder de la amistad.

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