Luna y la búsqueda del pollito perdido



Luna era una gatita muy curiosa y traviesa. Le encantaba explorar cada rincón de la casa, especialmente la cocina, donde solía encontrar su comida favorita: pollito.

Un día, Juan, su dueño, se dio cuenta de que se había terminado el pollito que Luna tanto adoraba. - ¡Lunita, ya no hay más pollito! -exclamó Juan, preocupado por la reacción de su mascota. Luna lo miró con sus grandes ojos y maulló tristemente.

Juan decidió ir al supermercado a comprar más, pero al salir se dio cuenta de que la llave para abrir la puerta principal se había extraviado. - ¡Oh no, la llave se perdió! -exclamó Juan, preocupado.

Luna, al escucharlo, se acercó a su dueño y frotó su cuerpecito contra sus piernas, como queriendo consolarlo. Juan se sintió reconfortado por el cariño de Luna, y juntos emprendieron la búsqueda de la llave perdida.

Registraron cada rincón de la casa, movieron muebles y revisaron todos los bolsillos, pero la llave parecía haber desaparecido. Después de un rato, Juan se sentó desanimado en el sofá, pensando en qué hacer.

Fue entonces cuando Luna, con su aguda intuición felina, se acercó a un rincón de la sala y comenzó a jugar con algo que había allí. Juan se acercó y descubrió que ¡era la llave perdida! - ¡Luna, eres increíble! ¡Has encontrado la llave! -exclamó Juan, emocionado. Luna ronroneó satisfecha, feliz de haber ayudado a su dueño.

Juan salió corriendo al supermercado y volvió con un montón de delicioso pollito para Luna. Desde ese día, Juan guardó la llave en un lugar seguro, y Luna aprendió que, con un poco de ingenio y perseverancia, siempre se pueden superar los obstáculos.

Ambos se abrazaron con alegría, agradecidos por el amor y compañerismo que los unía.

FIN.

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