Lunas Dream
Había una vez un nene llamado Martín, que vivía en un pequeño pueblo rodeado de campos verdes y animales. Desde siempre, Martín había soñado con tener una cabra como mascota.
No importaba cuántas veces le dijeran que las cabras eran ruidosas y traviesas, él solo veía la diversión y el amor que podía compartir con su nueva amiga.
Un día, mientras caminaba por el pueblo, Martín vio un cartel en la ventana de una tienda que decía: "Se busca hogar para una adorable cabra". Su corazón se llenó de emoción al leer esas palabras. Sin dudarlo ni un segundo, corrió a casa para contarles a sus padres sobre su descubrimiento. "¡Mamá! ¡Papá! Encontré el anuncio perfecto.
Hay una cabra buscando hogar", exclamó Martín emocionado. Sus padres lo miraron sorprendidos pero decidieron escucharlo. "Martín, ¿estás seguro? Las cabras requieren mucho cuidado y espacio", dijo su mamá preocupada. "Sí mamá, estoy seguro.
Prometo cuidarla y darle todo lo que necesita", respondió Martín convencido. Después de mucha persuasión por parte del niño, sus padres finalmente accedieron a adoptar la cabra.
Juntos fueron a la tienda donde conocieron a Luna, así se llamaba la pequeña cabrita blanca con manchas negras en su pelaje. Desde ese momento, Luna se convirtió en la mejor amiga de Martín. Juntos exploraban los campos cercanos y jugaban sin parar.
Aunque a veces Luna era traviesa y se metía en problemas, Martín siempre la perdonaba rápidamente. Un día, mientras paseaban por el bosque, escucharon un ruido extraño. Siguiendo el sonido, descubrieron a una ovejita perdida llamada Lola. Estaba asustada y sola.
"¡Lola! ¿Estás bien? No te preocupes, mi amiga Luna y yo te ayudaremos", dijo Martín con ternura. Martín y Luna cuidaron de Lola hasta encontrar a su dueño. Durante ese tiempo, Martín aprendió que no solo podía cuidar de Luna, sino también de otros animales necesitados.
Con el paso del tiempo, la noticia de las habilidades únicas de Martín para cuidar animales comenzó a correr por el pueblo. Muchas personas acudieron a él en busca de ayuda para sus mascotas enfermas o perdidas.
Martín decidió convertirse en un pequeño veterinario voluntario. Con amor y dedicación, ayudó a curar heridas y encontrar hogares seguros para los animales abandonados. Su bondad no pasó desapercibida por los vecinos del pueblo.
Un día recibió una invitación especial para visitar un granjero local que tenía muchos animales diferentes: vacas, cerdos e incluso caballos. Cuando llegó al lugar, se encontró con una sorpresa aún mayor. El granjero le regaló un terreno donde podría tener su propio refugio animal.
Martín estaba emocionado más allá de las palabras. Ahora tendría la oportunidad de ayudar aún más animales necesitados y hacer lo que más amaba: estar rodeado de ellos todo el tiempo.
Así, Martín cumplió su sueño de tener una cabra y descubrió que su amor por los animales podía marcar la diferencia en el mundo. Aprendió que cuando sigues tu pasión y haces el bien, las puertas se abren y los sueños se hacen realidad.
Y así, Martín vivió feliz rodeado de animales rescatados, compartiendo su amor y cuidado con todos aquellos que lo necesitaban.
FIN.