Lunita y la escucha bondadosa


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Extraterrestre, donde sus habitantes eran seres de otros planetas que habían decidido vivir en la Tierra. Entre ellos se encontraba Lunita, una extraterrestre muy especial.

Lunita era diferente a los demás porque tenía la capacidad de escuchar activamente a las personas y entender sus sentimientos. No importaba si alguien estaba feliz o triste, ella siempre encontraba la manera de ayudar y hacer sentir mejor a los demás.

Un día, mientras paseaba por el parque del pueblo, Lunita escuchó un llanto proveniente de detrás de unos arbustos. Se acercó sigilosamente y descubrió a un niño llamado Martín sollozando desconsoladamente.

- ¿Qué te sucede, Martín? -preguntó Lunita con ternura-Martín levantó la mirada sorprendido al ver a Lunita junto a él. Entre lágrimas, le contó que había perdido su juguete favorito en el bosque y no sabía cómo encontrarlo.

Sin perder tiempo, Lunita tomó su mano y lo llevó hasta el lugar exacto donde Martín había estado jugando. Juntos buscaron minuciosamente entre los árboles y arbustos hasta que finalmente encontraron el tesoro perdido. Martín no podía creerlo.

Estaba tan emocionado que abrazó fuertemente a Lunita y le dio las gracias por haberlo ayudado. A partir de ese momento, Lunita se convirtió en la amiga inseparable de Martín. Juntos exploraban nuevos lugares del pueblo y ayudaban a todos aquellos que necesitaban escucha activa.

Un día, mientras caminaban por la plaza del pueblo, Lunita y Martín escucharon un ruido extraño proveniente de una tienda. Al acercarse, descubrieron que el dueño estaba muy preocupado porque había perdido su mascota alienígena llamada Cosmo.

- ¡No te preocupes! -exclamó Lunita con determinación- Voy a encontrar a Cosmo. Lunita puso en práctica su habilidad de escucha activa y comenzó a prestar atención a los sonidos del entorno. Después de unos minutos, pudo distinguir un pequeño maullido proveniente de un árbol cercano.

Sin pensarlo dos veces, Lunita trepó al árbol y encontró a Cosmo asustado y atrapado entre las ramas. Con cuidado, lo liberó y lo devolvió sano y salvo a su dueño.

El pueblo entero se llenó de alegría al saber que Lunita había rescatado a Cosmo. Todos reconocieron su increíble capacidad de escucha activa y la nombraron la extraterrestre más valiosa del lugar. A partir de ese momento, muchas personas empezaron a imitar las acciones de Lunita.

Aprendieron que escuchar atentamente puede marcar la diferencia en la vida de alguien más y ayudarles cuando más lo necesitan. Y así fue como Villa Extraterrestre se convirtió en un lugar donde todos practicaban la escucha activa.

Los habitantes aprendieron que cada uno tiene una historia importante para contar y que siempre hay alguien dispuesto a escucharlos con empatía. Lunita continuó siendo una amiga fiel y una gran inspiración para todos.

Su habilidad de escucha activa demostró que no importa de dónde vengamos, siempre podemos hacer del mundo un lugar mejor si aprendemos a escuchar con el corazón.

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