Lupita y el bosque encantado
Era una soleada mañana en el pequeño pueblo de Valle Verde. Lupita, una chica curiosa y aventurera, decidió ir a jugar al bosque que se encontraba al final de su casa. Le encantaba la naturaleza y había oído rumores sobre un bosque lleno de magia y secretos.
Cuando llegó al bosque, se detuvo a admirar los altos árboles que parecían tocar el cielo. "¡Qué hermoso lugar!"- pensó. Comenzó a caminar entre los árboles, recogiendo hojas y flores. De repente, escuchó un suave susurro. "¿Hola?"- dijo, con un poco de miedo pero mucha curiosidad.
"Hola, pequeña. Soy el Hada del Bosque"-, respondió una voz dulce. Lupita se dio vuelta y vio a una pequeña hada que brillaba como el sol. "He estado observándote y me encanta tu amor por la naturaleza"-.
"¿De verdad?"-, respondió Lupita emocionada. "Siempre me ha gustado jugar aquí, pero nunca había visto un hada"-.
"Este bosque tiene secretos que contar"-, le dijo el hada. "Pero para conocerlos, primero debes ayudarme"-. Lupita, llena de entusiasmo, preguntó: "¿Cómo puedo ayudarte?"-.
"He perdido mi varita mágica y sin ella, no puedo cuidar el bosque como debería. Si me ayudas a encontrarla, te mostraré los secretos del bosque"-.
Lupita aceptó de inmediato y comenzó a buscar. Juntas, recorrieron lugares que jamás imaginó ver: un arroyo donde los peces danzaban, un claro lleno de flores que cantaban al viento y hasta un árbol que guardaba libros antiguos.
Sin embargo, después de un rato, Lupita comenzó a sentir que estaban perdidas. "¿Y si no encontramos la varita?"- preguntó, un poco asustada.
"No te preocupes, cada paso que damos nos acerca a ella. Lo más importante es no rendirse y seguir intentándolo"-, le respondió el hada con una sonrisa.
Justo cuando ya comenzaban a perder la esperanza, encontraron un pequeño ciervo que parecía tener algo en su boca. "¡Mira, Lupita!"- exclamó el hada. "Quizás sepa dónde está mi varita"-.
Lupita se acercó al ciervo. "¿Tienes algo que nos pertenece?"- le preguntó. El ciervo soltó la varita, que brillaba intensamente. "¡Lo lograste!"- gritó el hada, saltando de alegría.
"¡Gracias, amigo ciervo!"- dijo Lupita, sintiéndose feliz de haber ayudado.
Con la varita de regreso, el hada le sonrió a Lupita. "Ahora puedo devolver la magia al bosque. Gracias por tu valentía y perseverancia"-. Y así, comenzó a agitar su varita, haciendo que flores de colores y luces brillantes llenaran el lugar. El bosque cobró vida como nunca antes.
"¿Ves? Siempre que trabajas en equipo y no te rindes, logras cosas increíbles"-, dijo el hada mientras pulsaba energía mágica en el aire.
Lupita se sintió muy feliz, no solo por haber encontrado la varita, sino también por haber aprendido una valiosa lección sobre la amistad, la perseverancia y la importancia de cuidar la naturaleza.
"Vas a ser una gran defensora del bosque, Lupita"-, le dijo el hada, mientras creaba un pequeño camino que llevaría a su casa. "Siempre que necesites ayuda, vuelve y yo estaré aquí"-.
Lupita se despidió del hada y prometió cuidar siempre el bosque. Mientras regresaba a casa, sonreía, sabiendo que había vivido una aventura mágica que no iba a olvidar. Desde ese día, cada vez que jugaba en el bosque, recordaba la lección que había aprendido y se comprometía a ser una buena amiga de la naturaleza y sus criaturas.
Y así, Lupita entendió que la magia está en las cosas sencillas, en ayudar, en cuidar y en disfrutar de lo que nos rodea.
FIN.