Lupita y el Mar de los Sueños



En un pequeño pueblo argentino, vivía una niña llamada Lupita. Siempre veía el mar desde su ventana, pero nunca había tenido la oportunidad de acercarse a sus aguas. Un día, mientras revisaba la biblioteca de su abuelo, encontró un libro polvoriento que hablaba sobre el mar y sus misterios.

"¡Mirá esto, abuelo!" - exclamó Lupita, mientras hojeaba las páginas del libro.

"Ese es un libro muy especial, Lupita. Dice que el mar puede hablar a quienes lo escuchan con el corazón", respondió su abuelo con una sonrisa.

Intrigada, decidió que tenía que conocer el mar y, con su familia, planeó un viaje para ir a la playa. Emocionada recogió sus cosas y el día llegó. Sin embargo, al llegar se dio cuenta de que el mar estaba cubierto de nubes oscuras y el cielo no prometía un buen día.

"Mamá, el mar está triste. ¿Podemos irnos?" - preguntó Lupita, sintiendo que algo en el ambiente no era como lo había imaginado.

"A veces el mar también tiene sus días oscuros. Pero eso no significa que no podamos disfrutarlo. Vamos a construir castillos de arena y a jugar cerca de las olas", dijo su madre.

Lupita intentó disfrutar, pero no podía evitar pensar en la tristeza del mar. Al notar la inquietud de su hija, su padre se acercó y le dijo:

"Lupita, ¿sabías que las olas también son susurros del mar? Si escuchás atentamente, te dirán sus secretos y sueños."

Con curiosidad, Lupita se sentó en la orilla, cerró los ojos y escuchó. De repente, un suave murmullo llegó a sus oídos.

"Estoy aquí, hermosa. Mis olas son historias que esperan ser contadas. Ven, escúchame", decía el mar.

Lupita abrió los ojos, preguntándose si realmente había escuchado al mar.

"¿Me estás hablando, mar?" - preguntó, sintiéndose un poco nerviosa.

El mar volvió a murmurar:

"Sí, pequeña. A veces la tristeza es solo el comienzo de algo hermoso. Escuchame, y descubrirás mis secretos. Todo está interconectado. "

Lupita sonrió, sintiéndose más valiente. Se levantó y comenzó a cavar en la arena. Detrás de ella, su familia empezó a ayudarle, creando un hermoso castillo. Al terminar, el sol comenzó a asomarse entre las nubes, iluminando su obra.

"¡Mirá, el castillo brilla!", gritó su hermano.

"Sí, como los sueños del mar", respondió Lupita sonriendo.

El cielo pareció despejarse y las olas comenzaron a relucir bajo el nuevo sol. A medida que el color se expandía, Lupita sintió que el mar había cambiado de humor.

"¿Ves? A veces, lo que parece triste se transforma en algo hermoso si solo le damos una oportunidad", dijo su padre, mientras miraban el horizonte.

Lupita comprendió que los momentos tristes pueden conducirte a la alegría cuando se los afronta con valentía y amor. Mientras recolectaba conchas en la orilla, escuchaba al mar, un mar que ahora parecía contarle historias de aventuras y sueños.

Esa noche, al volver a casa, Lupita acarició el libro que había encontrado en la biblioteca y le prometió al mar que volvería, para escuchar más de sus secretos. Y cuando llegara, llevaría consigo el amor de su familia, su valentía y un corazón abierto.

"El mar es un amigo que nos enseña, y nunca debemos dejar de aprender de él", pensó mientras se acurrucaba en su cama, soñando con nuevas aventuras.

Desde entonces, cada vez que miraba al mar, lo hacía con una sonrisa, sabiendo que incluso en los días nublados, algo hermoso siempre estaba por llegar.

FIN.

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