Lupita y el valor de la diversidad



Lupita era una niña alegre y curiosa que vivía con su familia en una pequeña ciudad. Un día, sus padres le anunciaron que se mudarían a una ciudad grande debido al trabajo de su papá. Lupita estaba emocionada por la aventura que les esperaba, pero también un poco nerviosa por empezar en una nueva escuela.

El primer día de clases, Lupita se encontró rodeada de caras desconocidas y voces que le resultaban extrañas. Sin embargo, estaba lista para hacer amigos y aprender muchas cosas nuevas. Pero para su sorpresa, desde el primer momento, algunos compañeros de clase comenzaron a mirarla de manera extraña y a susurrar entre ellos. Lupita no entendía qué pasaba y se sentía muy incómoda.

Días después, Lupita notó que algunos niños la evitaban o le hacían comentarios desagradables sobre su color de piel. Se sentía triste y confundida, pero no quería preocupar a sus padres, así que guardaba sus sentimientos para sí misma. Pasaba los recreos sola, evitando el contacto con los demás, y a veces se sentía tan triste que le costaba contener las lágrimas.

Una tarde, mientras Lupita jugaba en el parque, conoció a Martina, una niña de su misma edad. Martina se acercó con curiosidad y le preguntó si quería jugar con ella. Lupita, sorprendida por el gesto amable, aceptó y pronto se encontró riendo y divirtiéndose como nunca. Martina no veía a Lupita de manera distinta por su color de piel, y eso le dio a Lupita un mensaje claro: no todos eran iguales.

Con el tiempo, Lupita y Martina se volvieron grandes amigas, y Martina ayudó a Lupita a superar el dolor que le causaba la discriminación. Lupita aprendió que las diferencias entre las personas no son algo malo, todo lo contrario, son lo que nos hace únicos y especiales. Además, juntas, encontraron el valor para compartir la situación con los maestros y buscar soluciones. Poco a poco, con apoyo de la escuela y sus padres, la discriminación fue disminuyendo, y Lupita se sintió más feliz y aceptada.

Finalmente, Lupita entendió que no estaba sola, que la diversidad es algo hermoso y que nunca debe avergonzarse de quién es. Se convirtió en una niña segura y valiente, dispuesta a enfrentar cualquier desafío, y además descubrió que, a pesar de las dificultades, siempre hay personas amables y comprensivas que están dispuestas a ayudarnos.

FIN.

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