Luz de Luna



Era una vez una niña llamada Valentina, que tenía 8 años y vivía en una hermosa casa en los suburbios. Aunque en el día era la más feliz del mundo, cuando caía la noche su sonrisa se desvanecía como la luz del sol. Valentina tenía un profundo miedo a la oscuridad y sabía que esa noche debía dormir sola en su habitación por primera vez.

Cuando llegó la hora de dormir, su mamá le dijo:

"Valentina, hoy es una noche especial, ¡tus luces de estrella deben brillar!"

Valentina se encogió de hombros, pero se sintió un poco mejor. Su mamá había decorado el techo de su habitación con luces que parecían estrellas brillando en la oscuridad.

Al entrar a su habitación, se dio cuenta de que las luces no llegaban a iluminar todos los rincones, y una vez que su mamá apagó la luz, la oscuridad se apoderó de todo. Valentina temblaba y murmuró:

"¿Qué hay ahí?"

Las sombras danzaban en la pared, y su mente comenzaba a jugarle trucos. Al fijarse bien, comenzó a imaginar criaturas. Su corazón latía rápido, como si quisiera escapar.

Buscando algo de valentía, se recordó las enseñanzas de su abuela, quien una vez le dijo:

"La oscuridad es solo un lugar donde se esconden tus sueños. Solo necesitas buscar la luz que hay en tu interior."

Valentina decidió probar.

"¡Quiero ser valiente!" - exclamó en voz alta, sintiéndose un poco más segura. En ese momento, una idea brillante apareció en su mente. Buscó su linterna que siempre guardaba en el cajón de su mesa de noche. Prendió la luz, y al instante las sombras se disiparon.

"¡Miren! ¡Soy Valentina la Valiente!" - gritó con alegría mientras iluminaba cada rincón de su habitación.

De repente, notó algo increíble: había un pequeño peluche de un dragón escondido detrás de una almohada.

"Hola, dragón. Yo soy Valentina. ¿Te gustaría ser mi amigo?" - preguntó, mientras le acariciaba la cabeza. El dragón de peluche parecía sonreír.

"¡Por supuesto!" - dijo el dragón en su imaginación, "Siempre estoy aquí para protegerte de las sombras, Valentina."

Tomando valor, Valentina decidió invocar su poder de la aventura.

"¡Vamos a buscar un tesoro en la oscuridad!" - dijo mientras movía la linterna de un lado a otro.

Dando un paso hacia la oscuridad, Valentina se imaginó a sí misma en un barco pirata surcando mares desconocidos. Las sombras no eran aterradoras, eran simplemente olas, y su linterna era la estrella polar que guiaba su camino.

"¡Aquí viene la Gran Valentina!" - gritó con alegría, "Soy una exploradora valiente.”

Cada rincón de su habitación se transformó en un nuevo lugar. El armario se convirtió en una cueva, la cama en un barco de piratas y sus juguetes en valientes compañeros de aventuras. Aquella noche dejó de temer a la oscuridad.

Finalmente, cansada pero feliz, se sentó en la cama con su dragón de peluche. Valentina sonrió y dijo:

"Tal vez la oscuridad no es tan mala. Solo está buscando un lugar donde los sueños puedan brillar. Y yo siempre puedo ser valiente, incluso cuando parezca difícil."

Antes de dormir, apagó la linterna y, al mirar al techo, vio cómo las luces de estrella parpadeaban.

"Buenas noches, dragón”, susurró.

- “¡Hasta mañana, Valentina!" - pareció responder su dragón mientras se acomodaba para descansar.

Día tras día, Valentina descubrió que la oscuridad no era tan aterradora como pensaba. Aprendió a encontrar su propio valor y a nunca dejar que el miedo la detuviera de soñar. Y así, por primera vez, Valentina se durmió segura y tranquila, rodeada de sueños llenos de luz.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!