Luz de Luna y el Hombre Lobo



En un pequeño pueblo rodeado de un espeso bosque, vivía un niño llamado Lucas. Su curiosidad siempre lo llevaba a explorar los secretos de la naturaleza. Una noche, mientras paseaba por el bosque a la luz de la luna llena, escuchó un extraño aullido que lo dejó intrigado.

"¿Qué será eso?" –se preguntó Lucas, apretando su linterna mientras se acercaba a la fuente del sonido.

A medida que se adentraba en el bosque, se encontró cara a cara con una criatura que nunca había visto. Caía en la categoría de un hombre lobo: un ser enorme con ojos amarillos brillantes y un pelaje espeso y plateado.

"¡No! ¡Por favor, no te asustes!" –dijo rápidamente la criatura, al ver la expresión de terror en el rostro de Lucas. –"Soy Lupo, y no soy un monstruo."

Lucas, sorprendido, decidió hablar con él. –"¿Por qué aúllas a la luna?" –preguntó curioso.

"Ay, a veces me siento solo y triste en esta noche tan hermosa. La luna llena me recuerda que una vez fui un hombre normal, y ahora tengo este aspecto. La magia del bosque me transformó."

Lucas frunció el ceño. –"Pero, ¿no puedes hacer algo para volver a ser humano?"

"Hay una forma..." –dijo Lupo, con un brillo de esperanza en sus ojos. –"Si puedo encontrar a alguien que crea en mí lo suficiente como para romper el hechizo, podré volver a mi antigua forma. Pero eso es muy complicado."

Lucas se sintió valiente y decidió ayudar a Lupo. –"Quiero intentar, ¿qué tenemos que hacer?"

Lupo le explicó que debían buscar a la anciana Sabina, quien vivía al otro lado del bosque. Era sabia y conocía los secretos de la magia. Juntos emprendieron el viaje a través del bosque oscuro, pero no todo fue fácil. De repente, se encontraron con un grupo de árboles que se movían.

"¡Cuidado!" –gritó Lupo. –"Son los árboles traviesos que no dejan pasar a nadie."

"No podemos rendirnos Lupo, tenemos que creer en nosotros. Los árboles necesitan un motivo para dejarnos pasar. ¡Vamos a cantar!" –sugirió Lucas con entusiasmo.

Comenzaron a cantar una melodía alegre, haciendo que los árboles se calmaran y, sorprendentemente, se separaran para darles paso.

"¡Lo logramos!" –exclamó Lucas emocionado. –"Ahora sigamos adelante."

Finalmente, llegaron a la casa de Sabina, decorada con flores y luces brillantes. Al verlos, la anciana sonrió, al parecer había estado esperándolos.

"He visto su travesía, pequeños aventureros", dijo Sabina, con voz suave. –"El amor y la amistad son las claves que pueden romper cualquier hechizo."

Lupo se acercó y le confesó su deseo. Sabina lo miró con dulzura y dijo: –"Solo si la fe de tu amigo es más fuerte que el miedo, podrás volver a ser humano."

Lucas, con determinación, tomó la mano de Lupo. –"¡Yo creo en vos, Lupo! No importa tu apariencia. La verdadera amistad brilla más que cualquier hechizo."

Sabina agitó su varita y un resplandor envolvió a Lupo. En un instante, la criatura se transformó en un joven de cabello plateado y ojos amarillos, pero esta vez con una sonrisa en su rostro.

"¡Soy yo de nuevo!" –gritó, lleno de alegría. –"Gracias, Lucas."

"Siempre estuve contigo, Lupo. Recordá que lo importante es lo que llevas dentro."

La luna comenzó a ocultarse detrás de las nubes, y ambos amigos regresaron al pueblo, con un nuevo vínculo entre ellos. La historia de Lupo y Lucas se convirtió en una leyenda en el pueblo, un recordatorio de que, a veces, el amor y la amistad pueden superar las barreras que parecen insuperables.

Desde ese día, Lupo y Lucas exploraban juntos, recordando que lo que los hace únicos no es el exterior, sino lo que llevan en su corazón. Y así, cada vez que la luna llena iluminaba el bosque, sabían que cualquier cosa era posible si creían el uno en el otro.

FIN.

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