Luz entre plumas y ladridos



En un hermoso parque de la ciudad, vivía una ave muy especial llamada Pancho. Pancho era un lorito muy simpático y curioso que siempre estaba en busca de aventuras.

Tenía plumas verdes brillantes y un pico anaranjado que destacaba entre todas las aves del parque. Un día, mientras Pancho volaba de rama en rama buscando semillas para comer, se encontró con un perro callejero llamado Rufus.

Rufus era un perro grande y animal con ojos tiernos y una cola que no paraba de moverse. A pesar de ser tan diferentes, Pancho y Rufus se hicieron amigos al instante. Desde ese día, Pancho y Rufus se volvieron inseparables.

Jugaban juntos a atraparse, a esconderse entre los árboles y a perseguirse por todo el parque. Pancho revoloteaba alrededor de Rufus mientras este corría felizmente detrás suyo. Juntos formaban un dúo imparable lleno de alegría y diversión.

El tiempo pasaba volando cuando Pancho y Rufus estaban juntos. Se divertían tanto que muchas veces perdían la noción del tiempo y jugaban hasta que el sol comenzaba a esconderse en el horizonte.

Una tarde, mientras jugaban a las escondidas, se dieron cuenta de que ya era casi noche cerrada. "¡Ay, Pancho! Se nos hizo tarde otra vez", dijo Rufus con preocupación. "¡Ups! Tenés razón, amigo", respondió Pancho con una sonrisa traviesa en su pico. Los dos amigos se miraron sin saber qué hacer.

El parque oscurecía rápidamente y ninguno quería estar solo allí durante la noche. Fue entonces cuando a lo lejos vieron una luz brillante proveniente de una casita cerca del bosque del parque.

"¿Vamos a pedir ayuda allá?", propuso Pancho señalando la dirección de la luz. Rufus asintió emocionado, confiando en su amigo lorito para encontrar una solución a su problema. Caminaron juntos hacia la casita iluminada donde fueron recibidos por una amable anciana llamada Doña Rosa.

Les ofreció refugio por la noche e incluso les preparó una cena caliente para compartir juntos. Mientras cenaban frente a la chimenea crepitante, Doña Rosa les contó historias increíbles sobre valentía, amistad y solidaridad.

Les enseñó que los verdaderos amigos están ahí para apoyarse mutuamente en los momentos difíciles y que juntos pueden superar cualquier obstáculo que se interponga en su camino.

Pancho y Rufus escucharon atentamente las palabras sabias de Doña Rosa y sintieron cómo sus corazones se llenaban de gratitud por haber encontrado no solo refugio esa noche, sino también el valor de tenerse el uno al otro como amigos verdaderos.

Al día siguiente, con el primer rayo de sol asomándose por el horizonte, Pancho y Rufus se despidieron cariñosamente de Doña Rosa para regresar al parque donde habían forjado su amistad inquebrantable.

Desde ese día en adelante, cada vez que veían caer la noche sobre el cielo estrellado recordaban aquella aventura juntos y cómo gracias a su valentía pudieron encontrar ayuda en medio de la oscuridad.

Y así fue como Pancho el lorito curioso aprendió junto a su amigo fiel Rufus que la verdadera amistad puede iluminar incluso las noches más oscuras si se mantienen unidos sin importar qué desafíos puedan enfrentar juntos.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!