Luz, la jugadora de la pelota
En un pequeño pueblo rodeado de montañas, vivía una niña llamada Luz. A Luz le encantaba jugar a la pelota con sus amigos en el parque.
Siempre que tenía la oportunidad, corría hacia el campo de juego y se unía a la diversión. Sin embargo, había algo que la entristecía cada vez que jugaban: nunca la dejaban participar más allá de ser la arquera.
"¡Chicos, déjame jugar en el equipo!" -les pedía Luz con entusiasmo, pero ellos solo reían y decían que las chicas no podían jugar al fútbol como ellos. Esto la hacía sentir muy triste, pero Luz no se rindió.
Decidió practicar todos los días para demostrarles que era tan buena como cualquier chico en el campo de juego. Pasaban las semanas y Luz se esforzaba al máximo, perfeccionando sus pases, tiros al arco y su habilidad para interceptar el balón.
Un día, el equipo de fútbol de la escuela organizó un campeonato contra el equipo de una ciudad vecina. Cuando llegó el momento, los chicos estaban nerviosos y emocionados, pero Luz estaba emocionada y confiada. "¡Esta es mi oportunidad!" -pensó para sí misma.
El partido comenzó y los chicos luchaban con todas sus fuerzas, pero la ciudad vecina tenía un juego increíble. El equipo de la escuela comenzó a perder, y su desesperación crecía. Fue en ese momento que los chicos recordaron a Luz, quien estaba practicando en un rincón del campo. Decidieron darle una oportunidad.
"Luz, ¡ven a jugar con nosotros!" -la llamaron. Luz no lo podía creer, pero sabía que era su momento. Se puso sus botines, se ató su cabello en una coleta y saltó al campo de juego.
Con su energía renovada, Luz corría de un lado a otro, robando el balón, pasándolo a sus compañeros y hasta marcando goles. Los chicos y la gente del pueblo estaban asombrados por la habilidad de Luz.
Al final del partido, el equipo de la escuela había remontado y ganado gracias al increíble desempeño de la nueva jugadora. Desde ese día, Luz se convirtió en la estrella del equipo y batió récords en el fútbol local.
Y aunque al principio no había sido aceptada por los chicos, ahora todos la consideraban como la mejor jugadora del pueblo. Además, siempre recordaban la lección que les había enseñado: que el fútbol no tiene género y que cualquiera puede jugar si se lo propone.
Luz demostró que con determinación, esfuerzo y amor por lo que uno hace, se pueden superar cualquier obstáculo.
FIN.