Luz y su mágico secreto
En un pueblito pequeño llamado Arcoíris, había una niña llamada Luz. Ella no era una chica cualquiera: tenía un secreto mágico que la hacía especial. Durante el día, era una niña como cualquier otra, pero al caer el sol, Luz podía transformarse en un elegante gato negro.
Una noche, mientras exploraba su barrio en forma de gato, se encontró con dos ratones que asomaban tras un arbusto.
"¡Hola!" - dijo uno de los ratones con voz temblorosa.
"¿Qué hace una chica convertida en gato a esta hora?" - preguntó el otro ratón, asustado.
Luz, sonriendo como el gato que era, contestó:
"¡Soy más que un gato! Estoy aquí para ayudar y ser amiga de todos."
Los ratones, intrigados, la miraron con curiosidad.
"¿Ayudar? ¡Pero los gatos siempre cazan ratones!" - dijo el primero.
Luz se sentó, lamiéndose una pata, como si pensara la mejor manera de convencerlos.
"Eso no es verdad. No todos los gatos son malos. Puedo ser tu amiga y protegerte de los peligros que acechan en la noche."
Los ratones, todavía dudosos, decidieron darle una oportunidad.
"Está bien, te escuchamos. Pero, ¿cómo puedes ayudarnos?" - preguntó el segundo ratón.
Luz les explicó que había un malvado búho que merodeaba la zona, y que siempre esperaba a que los ratones salieran a alimentarse de las migajas en el parque.
"Si trabajamos juntos, podemos manteneros a salvo. Yo puedo distraer al búho mientras ustedes buscan su comida."
"¡Eso suena peligroso!" - dijo el primer ratón, temblando.
"Sí, pero si no lo hacemos, no podrán salir nunca más. Hay que ser valientes y enfrentar los miedos. ¡Les prometo que estaré ahí para protegerlos!" - contestó Luz con determinación.
Esa noche, los ratones, con un poco de miedo pero llenos de esperanza, decidieron confiar en Luz. Así que, cuando el búho apareció planeando en el aire, Luz saltó ágilmente al centro del parque.
"¡Hey, búho! ¡Mira aquí!" - gritó, mientras se movía rápidamente. El búho la observó, intrigado, olvidando por un momento a los ratones.
Los ratones, viendo que tenían la oportunidad, corrieron hacia las migajas. Mientras tanto, Luz realizó saltos y movimientos divertidos para mantener la atención del búho.
"¡No me atraparás tan fácil!" - decía mientras se escabullía entre las sombras.
Sin embargo, un giro inesperado ocurrió. El búho, frustrado, comenzó a volar en círculos, y en su vuelo, accidentalmente se llevó una rama del árbol, que cayó justo frente a Luz.
"¡Oh no! ¿Y ahora qué hago?" - pensó Luz, mirando la rama bloqueando su camino.
Fue entonces que los ratones, viendo que su amiga estaba en problemas, decidieron arriesgarse. Juntos, empujaron la rama desde un lado. El búho, al ver el movimiento, se distrajo aún más y no pudo evitar que Luz saltara a la seguridad.
"¡Lo logramos!" - gritó uno de los ratones, sacándose el miedo.
"Sí, ¡a ustedes se les da bien ser un gran equipo!" - celebró Luz, feliz de que sus nuevos amigos se hubieran atrevido a ayudarla.
A partir de esa noche, Luz y los ratones se volvieron grandes amigos. Juntos, aprendieron sobre el trabajo en equipo, el valor y la importancia de no juzgar a los demás por su apariencia. Luz continuó protegiendo a sus amigos y aventurándose en la noche como un gato negro, mientras los ratones aprendieron a ser más valientes.
Y así, cada vez que caía el sol, Luz, la niña mágica del pueblo Arcoíris, se convertía en un elegante gato negro, lista para nuevas aventuras con sus amigos.
FIN.