Lyra, la estrella sabia



Hace mucho tiempo, en un rincón lejano del cielo, había una estrella llamada Lyra que brillaba más que todas las demás. Lyra era especial porque sabía escuchar los secretos del universo y ayudar a otras estrellas a resolver sus problemas.

Una noche, mientras Lyra iluminaba el cielo con su luz resplandeciente, escuchó un suave susurro. Era una estrella muy pequeña y temerosa llamada Twinkle, que se encontraba muy distante.

"Lyra, Lyra, ¿me escuchás?" - murmuró Twinkle, casi perdiéndose entre el murmullo del viento cósmico. "Tengo un gran problema. Mis destellos se están apagando y no sé cómo volver a brillar como antes."

Lyra sonrió con ternura. "No te preocupes, amiguita. Todos tenemos nuestros altibajos. Vení hacia mí y cuéntame más sobre lo que te preocupa."

Twinkle se acercó volando, brillando con luz tenue. "Es que he escuchado a las otras estrellas reírse de mí. Dicen que soy demasiado pequeña y que nunca podré brillar como ellas. Eso me hace sentir triste y mi luz se va apagando más y más."

"¿Sabés qué?" - dijo Lyra con ánimo. "Tu brillo no depende de tu tamaño. Todos somos diferentes, y eso es lo que nos hace únicos. Hay estrellas que brillan mucho y otras que brillan menos, pero cada una tiene su propia belleza."

Twinkle bajó la mirada. "Pero quiero ser como ellas, Lyra. Quiero ser grande y brillante."

Lyra se iluminó más intensamente y le respondió: "Ser grande no siempre significa ser mejor. Vamos a hacer un trato. Hoy te llevaré a conocer a otras estrellas que también se sienten inseguras. Ellas tienen cosas que enseñarte, y tal vez así encuentres tu propio brillo."

Con una sonrisa, Twinkle aceptó la propuesta de Lyra. Volaron juntas a través del vasto cielo estrellado, llegando a un rincón donde se reunían las estrellas menos brillantes. Lyra presentó a Twinkle a una estrella llamada Glimmer, que era un poco más grande, pero aún así se sentía pequeña.

"Encantada de conocerte, Twinkle" - dijo Glimmer. "Yo también he sido objeto de burlas. A veces siento que mi brillo no es lo suficientemente fuerte. Pero decidí que no necesito ser como las demás para ser especial."

"¿Y qué hiciste?" - preguntó Twinkle, curiosa.

"Comencé a encontrar cosas que me gustan hacer y a compartirlas con otras estrellas. Así descubrí mi luz interior. Ahora, me encanta bailar en el cielo y contar historias. Cada estrella tiene su particularidad. ¿Y vos? ¿Qué te gusta hacer?" - respondió Glimmer con una sonrisa.

Twinkle pensó un momento y dijo: "Me gusta escuchar. Siempre soñé con ser una estrella que ayude a otras a brillar."

Lyra, emocionada, dijo: "¡Esa es una maravillosa cualidad! Podés ser una estrella que brilla por su sabiduría y por el apoyo que brinda a las demás."

Así, las tres estrellas pasaron horas conversando, compartiendo anécdotas y risas. Twinkle comenzó a sentir que su luz interior brillaba un poco más. Entonces, se dio cuenta de que no se trataba de ser la más grande o la más brillante, sino de ser auténtica.

Al final de la jornada, Lyra guió a Twinkle de regreso a sus lugares en el cielo. "Recuerda, Twinkle, la verdadera belleza viene de ser uno mismo. Cuando aceptes y ames quién sos, tu luz brillará más que nunca."

Desde ese día, Twinkle comenzó a practicar lo que había aprendido. Se unió a otros grupos de estrellas menos brillantes, ayudando y escuchando a quienes también se sentían inseguras. Con cada rayo de luz que ofrecía y cada historia que contaba, su propio brillo crecía.

Un día, mientras ayudaba a una estrella mayor a encontrar su camino, sucedió algo mágico. Su luz se volvió tan intensa que iluminó el cielo entero.

Las demás estrellas se detuvieron y miraron, sorprendidas.

"¿Quién es esa estrella que brilla tan fuerte?" - se preguntaban.

"Soy yo, Twinkle." - exclamó con alegría. "He descubierto que ser auténtico es lo que realmente importa."

La noticia se esparció rápidamente por el cosmos. Todos empezaron a comprender cómo cada estrella, grande o pequeña, tenía su propio lugar y valor en el vasto universo.

Mientras tanto, Lyra observaba con orgullo. "¡Eso es, Twinkle! Ahora tu luz brilla no solo por vos, sino por todas las estrellas que ayudan a encontrar su camino."

Y así, Twinkle aprendió que el verdadero brillo proviene del amor y la aceptación de uno mismo, y que todos podemos ser estrellas en el gran cielo del universo.

Desde entonces, nunca más se sintió pequeña, porque supo que su luz era única y valiosa. Y cada noche, iluminaba el cielo con su brillo especial, dejando una estela de inspiración para todas las estrellas que la miraban desde lejos.

FIN.

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