Madeley la Mariposa Marchita



En un colorido bosque lleno de flores brillantes y alegres, vivía una mariposa llamada Madeley. A diferencia de las demás mariposas, que lucían alas vibrantes y llenas de vida, Madeley tenía sus alas marchitas, de un color pálido y apagado. Sin embargo, su corazón latía con fuerza, siempre soñando con volar junto a su amado, un apuesto y radiante caballero, llamado Emiliano.

Un día, Madeley decidió hacer algo para acercarse a Emiliano. Se acercó a su amigo Javi, el bicho bolita sabio del bosque.

"Javi, quiero que me ayudes a lucir hermosa para Emiliano. Quiero volar a su lado y compartir con él todos los días." - dijo Madeley con un tono de esperanza.

Javi la miró con ternura.

"Madeley, la belleza no siempre está en el exterior. Lo que importa es lo que llevamos dentro. Tu amor es brillante y puro, y eso es lo que realmente cuenta." - le respondió.

Aunque Madeley disfrutaba de las palabras de Javi, no podía dejar de pensar en sus alas marchitas. Con la ayuda de Javi, decidió emprender un viaje hacia el Lago Espejo, donde se rumoraba que conocían a una sabia tortuga que tenía el poder de ayudar a aquellos que querían realzar su belleza.

Cuando llegaron al lago, el agua reflejaba la luz del sol y parecían bailar pequeños destellos. Madeley se acercó a la tortuga, que estaba tomando el sol.

"Querida tortuga, ¿puedes ayudarme? Estoy enamorada de Emiliano y quiero cambiar mis alas marchitas por alas de colores radiantes.” - pidió Madeley con ansiedad.

La tortuga, con una sonrisa amable, respondió:

"Querida mariposa, la belleza no se puede comprar ni cambiar tan fácilmente. Sin embargo, si realmente deseas convertir tu deseo en algo bello, deberás vivir una aventura especial, descubriendo tu verdadera esencia. Solamente así, tu amor se reflejará en ti."

Hecha la propuesta, Madeley y Javi se embarcaron en una serie de aventuras para descubrir lo que realmente significaba la belleza. A través de su viaje, ayudaron a otros animales en el bosque que necesitaban compañía, hicieron sonar risas en un escondido claro y vieron a un ruiseñor triste recuperar su canto gracias a la ayuda de Madeley.

Cada acto de bondad y cada sonrisa que compartían comenzaba a llenar las alas de Madeley con recuerdos felices y colores vibrantes. Al regresar del lago, se dio cuenta de que sus alas ya no eran marchitas, sino que comenzaban a brillar con tonos suaves de azul y lavanda.

Cuando se encontraron con Emiliano, Madeley, llena de confianza por todo lo que había descubierto acerca de sí misma y de los otros, se acercó con valentía:

"Emiliano, he aprendido que la verdadera belleza se encuentra en ser amable y ayudar a los demás. Compartir amor y alegría hace que nuestras almas brillen más que cualquier color."

Emiliano, impresionado por el nuevo brillo en las alas de Madeley, le sonrió.

"Tienes razón, Madeley. Yo sí veo algo hermoso. ¡Es tu corazón el que luminosamente brilla!" - exclamó con alegría.

Desde ese día, Madeley y Emiliano volaron juntos por el bosque, iluminando todo a su paso con su amor y bondad. No solo era el amor lo que los unía, sino la belleza que llevaban en sus corazones.

Y así, en el bosque, Madeley la mariposa marchita aprendió que el amor y la amabilidad son los colores más hermosos que uno puede tener. El tesoro más grande lo llevamos en nuestro interior, y cada acto de bondad puede hacer que nuestro verdadero yo brille como nunca.

Y colorín colorado, este cuento ha terminado.

FIN.

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