Mafalda y la Bruja en la Playa



Mafalda estaba emocionada porque por fin llegó el esperado día de ir a la playa con sus amigos. Junto a Manolito, Susanita y Felipe, corrió hacia la orilla, pero algo increíble la esperaba.

Encontraron a una bruja amable y risueña preparando un delicioso encebollado frente al mar. La bruja les invitó a probar su comida, explicando que el encebollado era su especialidad y que les encantaría. Mafalda, siempre curiosa, aceptó la invitación y probó un poco. "¡Está delicioso!" exclamó.

La bruja, sorprendida de haber conquistado el paladar de la niña, les contó que había decidido pasar unas vacaciones en la playa para aprender de las costumbres humanas. Mientras charlaban, decidieron terminar la comida con unos helados.

Mafalda y sus amigos corrieron emocionados hacia el puesto de helados. La bruja, intrigada, compró un helado y, al probarlo, no pudo contener su emoción. "¡Qué maravilla!" dijo la bruja con un destello de alegría en sus ojos.

Mafalda aprovechó la oportunidad para hablar con la bruja y explicarle que a veces las cosas más simples pueden ser las más especiales.

Juntos disfrutaron de la belleza del mar, compartieron risas y aprendieron que la verdadera magia está en la amistad y en la apertura a nuevas experiencias. Al despedirse, la bruja prometió volver a visitar la playa el próximo verano, llenando a todos con una cálida sensación de empatía y asombro por el encuentro.

Mafalda y sus amigos regresaron a casa, con corazones rebosantes de alegría y muchas historias que contar.

FIN.

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