Magnolia y las lecciones de seguridad
Había una vez, en un pequeño pueblo de Argentina, una niña llamada Magnolia. Era muy pequeña y traviesa, siempre estaba buscando nuevas aventuras para divertirse.
Tenía grandes ojos curiosos que brillaban con entusiasmo y un pelo rizado que parecía tener vida propia. Un día soleado, mientras su mamá estaba ocupada preparando la comida en la cocina, Magnolia decidió explorar el jardín trasero de su casa.
Allí encontró un viejo árbol con ramas bajas y hojas verdes y jugosas. Sin pensarlo dos veces, decidió escalarlo como si fuera una montaña.
"Mamá", gritó desde lo alto del árbol, "¡mira qué alto puedo llegar!" Su mamá se asomó por la ventana y sonrió al ver a su pequeña aventurera trepando tan valientemente. Pero entonces ocurrió algo inesperado. Mientras Magnolia intentaba balancearse de una rama a otra, resbaló y cayó al suelo.
Por suerte no se hizo daño grave, pero suficiente como para aprender una lección importante sobre la seguridad. Su mamá corrió hacia ella preocupada: "¡Magnolia! ¿Estás bien?" La levantó en brazos y le dio un fuerte abrazo reconfortante.
Después de recuperarse del susto, Magnolia decidió que era hora de ser más cuidadosa en sus aventuras. Quería seguir explorando el mundo sin ponerse en peligro innecesario. Al día siguiente, mientras caminaba por el parque del pueblo con su mamá, vio a unos niños volando cometas coloridas en el cielo.
Sus ojos se iluminaron de emoción, y supo que quería intentarlo también. "Mamá, ¿puedo tener una cometa? Quiero volarla alto como esos niños", dijo Magnolia con entusiasmo. "Claro, cariño", respondió su mamá. "Pero primero debemos aprender cómo hacerlo de manera segura".
Magnolia y su mamá fueron a la tienda de juguetes y compraron una hermosa cometa roja. Luego, buscaron un lugar abierto en el parque donde no hubiera árboles ni cables eléctricos cerca.
Su mamá le enseñó cómo sujetar la cuerda con fuerza para que la cometa pudiera volar alto en el cielo. Magnolia estaba emocionada y lista para probarlo ella misma. Con cuidado, lanzó la cometa al aire y vio cómo se elevaba lentamente.
Estaba tan feliz viendo su cometa volando libremente que no se dio cuenta de que había comenzado a caminar hacia atrás sin querer. "Magnolia, ten cuidado", advirtió su mamá mientras corría detrás de ella.
Justo cuando iba a tropezar con un banco del parque, Magnolia dio un salto hacia adelante y logró mantenerse en pie con ayuda de su equilibrio natural. Su mamá llegó justo a tiempo para abrazarla y felicitarla por evitar caerse nuevamente.
A partir de ese día, Magnolia aprendió dos valiosas lecciones: primero, siempre debe tener precaución al aventurarse en nuevas actividades; segundo, si alguna vez tropieza o cae, puede levantarse rápidamente usando su propio equilibrio y fuerza. Magnolia continuó creciendo, siempre buscando nuevas aventuras pero con más cuidado que antes.
Y cada vez que recordaba esos momentos de aprendizaje, sonreía y se sentía orgullosa de sí misma por convertirse en una niña valiente y segura.
FIN.