Mago y la pelota mágica


Había una vez en un pequeño pueblo de la provincia de Buenos Aires, un gato muy especial llamado Mago. Mago no era un gato común y corriente, ¡no! Tenía poderes mágicos que le permitían hablar y realizar trucos increíbles.

Un día, mientras paseaba por las calles del pueblo, Mago escuchó a unos niños tristes porque habían perdido su pelota de fútbol en un terreno baldío lleno de maleza.

Sin dudarlo, el gato mago se acercó a los niños y les dijo:"- No se preocupen, yo les ayudaré a recuperar su pelota". Los niños no podían creer lo que estaban escuchando, pero decidieron seguir al gato mago hasta el terreno baldío.

Una vez allí, Mago agitó su cola tres veces y ¡voilà! La pelota de fútbol apareció frente a ellos, como por arte de magia. Los niños gritaron de alegría y comenzaron a jugar con su pelota recuperada gracias al gato mago.

Desde ese día, Mago se convirtió en el héroe del pueblo, siempre dispuesto a ayudar a quienes lo necesitaran con sus poderes mágicos. Pero un día, una terrible tormenta azotó el pueblo y el río que lo cruzaba comenzó a desbordarse.

Muchas casas estaban en peligro de ser arrastradas por la corriente. Los habitantes del pueblo estaban desesperados sin saber qué hacer. Fue entonces cuando los niños recordaron al gato mago y fueron en su búsqueda.

Lo encontraron descansando debajo de un árbol y le suplicaron ayuda:"- Por favor, Mago, necesitamos tu ayuda para salvar nuestro pueblo". Mago asintió con decisión y los guió hasta el río desbordado.

Concentró todos sus poderes mágicos y creó un puente sólido que permitió a los habitantes del pueblo cruzar hacia tierra segura. La gente estaba asombrada y eternamente agradecida con el gato mago por haberlos salvado de la inundación.

A partir de ese día, Mago fue reconocido como el protector del pueblo y vivió feliz junto a sus amigos humanos. Y así fue como gracias al valor, la solidaridad y los poderes mágicos del gato Mago, todos aprendieron que nunca hay que subestimar a aquellos que parecen diferentes o especiales.

Porque muchas veces son ellos quienes traen luz y esperanza cuando más se necesita.

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