Manchas de bondad


Había una vez en el océano Atlántico, una ballena muy especial llamada Ema. Era diferente a las demás ballenas porque tenía un pelaje blanco y negro como si fuera una vaquita de mar.

Además, era muy amable y siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás animales del mar. Un día, mientras nadaba por el océano, Ema escuchó unos gritos desesperados.

Se acercó para ver qué sucedía y descubrió que un grupo de delfines estaba atrapado en una red de pesca abandonada por los humanos. Los delfines intentaban liberarse pero estaban agotados y no podían hacerlo solos. Ema sabía que tenía que actuar rápido para salvarlos.

Nadó hasta la red y comenzó a morderla con sus fuertes mandíbulas tratando de romperla. Los delfines se emocionaron al verla trabajar tan duro para rescatarlos. "¡Gracias Ema! ¡Eres la mejor!", exclamaron los delfines mientras trataban de liberarse.

Finalmente, después de mucho esfuerzo, Ema logró cortar la red con sus afilados dientes y los delfines pudieron escapar hacia aguas abiertas. Pero algo extraño sucedió después del rescate: cuando Ema regresó con su familia de ballenas, todos comenzaron a burlarse de ella por ser diferente.

Le decían cosas como "¿Por qué tienes manchas como una vaca?" o "No eres como nosotros". Ema se sintió muy triste al principio, pero luego recordó lo feliz que había hecho sentir a los delfines al rescatarlos.

Decidió que no importaba lo que dijeran los demás, ella seguiría siendo amable y ayudaría a quien lo necesitara. Un día, mientras Ema nadaba sola por el océano, se encontró con un tiburón herido.

El tiburón le explicó que había sido atacado por un barco y necesitaba ayuda para sanar sus heridas. Ema sabía que los tiburones eran considerados peligrosos para muchos animales del mar, pero decidió ignorar los prejuicios y ayudarlo de todas formas.

Nadó hacia la costa para buscar algunas plantas curativas y regresó rápidamente al lado del tiburón herido. "Gracias Ema", dijo el tiburón una vez que estuvo mejor. "No esperaba encontrar alguien tan amable en este océano".

"Ser amable es lo correcto", respondió Ema con una sonrisa en su rostro. A partir de ese día, todos los animales del mar comenzaron a verla como una heroína valiente y bondadosa.

La fama de Ballena Ema bonita y buena se extendió por todo el océano Atlántico e inspiró a otros animales a ser más amables entre ellos sin importar sus diferencias.

La moraleja de esta historia es que siempre debemos tratar a los demás con respeto y bondad sin importar cómo sean o qué piensen los demás sobre ellos. Todos somos únicos en nuestra propia forma especial, así como Ballena Ema bonita y buena era diferente del resto pero eso no afecto su buen corazón.

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