Manchas de Valiente
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Cebolla, donde vivía una familia muy especial. En esa familia había un niño llamado Pelo, cuyo nombre era un poco extraño, pero que no le importaba en lo más mínimo.
Lo que sí le preocupaba a Pelo era su gran problema: manchaba todo lo que tocaba.
Un día, mientras jugaba con su hermana Mami y sus padres Mama y Tata en el jardín de su casa, Pelo accidentalmente manchó la ropa recién lavada de su mamá. Todos se sorprendieron al ver lo ocurrido, pero en lugar de regañarlo, decidieron ayudarlo a encontrar una solución para su problema. "No te preocupes, Pelo", dijo Tata con una sonrisa comprensiva.
"Seguro encontraremos la manera de evitar que sigas manchando las cosas. "Así fue como la familia se puso manos a la obra para buscar una solución.
Investigaron en libros antiguos, consultaron a expertos en limpieza y probaron diferentes métodos sin éxito. Hasta que un día, mientras paseaban por el mercado del pueblo, se encontraron con una anciana sabia que les ofreció una idea brillante.
"Tengo aquí una receta secreta de mi abuela para evitar las manchas", dijo la anciana mientras les entregaba un frasco con un líquido transparente dentro. "Solo deben aplicar esto en tus manos antes de tocar algo importante.
"La familia de Pelo siguió al pie de la letra las instrucciones de la anciana sabia y descubrieron maravillados que el líquido mágico funcionaba perfectamente. A partir de ese momento, Pelo pudo tocar todo lo que quisiera sin temor a mancharlo. Pero la historia no termina ahí.
Un día, mientras caminaban por el bosque cercano a Villa Cebolla, escucharon gritos desesperados provenientes del río. Sin dudarlo ni un segundo, Pelo corrió hacia el río y vio a un pajarito atrapado entre unas ramas.
"¡Ayúdame! ¡Por favor sálvame!" cantó el pajarito con voz temblorosa. Pelo extendió sus manos sin pensarlo dos veces y logró rescatar al pajarito sin siquiera ensuciarlo con alguna mancha.
El acto heroico de Pelo fue reconocido por todo el pueblo y desde ese día dejó de llamarlo "Pelo Mancha" para empezar a llamarlo "Pelo Héroe". Y así, Pelo aprendió que sus diferencias no eran un obstáculo sino una oportunidad para demostrar su valentía y bondad hacia los demás.
Desde entonces, todos en Villa Cebolla recordaron aquella lección: nunca subestimes el poder transformador del amor y la solidaridad.
FIN.