Maní y el secreto de la sonrisa mágica



Su nombre era Maní, y solía ser la más traviesa de todas las ardillas del bosque.

Pero desde que comenzó a sentir ese dolor insoportable en su boca, ya no podía disfrutar de sus acrobacias en los árboles ni de sus carreras rápidas por el suelo. Un día, mientras Maní intentaba encontrar algo para comer que no le hiciera daño, se encontró con Rulo, un ratón muy sabio que vivía cerca del arroyo.

Rulo notó al instante la tristeza en los ojos de Maní y decidió acercarse para ayudarla. "¿Qué te pasa, amiga ardilla? Veo que estás sufriendo mucho", dijo Rulo con voz suave.

Maní le contó sobre el dolor en su boca y cómo estaba afectando su vida diaria. Rulo escuchó atentamente y luego le propuso algo:"Tengo un amigo muy especial que vive al otro lado del bosque. Es un hada sanadora que puede ayudarte con tu problema.

¿Te gustaría venir conmigo a verla?"Aunque al principio Maní dudaba un poco, finalmente aceptó la invitación de Rulo. Juntos emprendieron el viaje hacia lo profundo del bosque, sorteando obstáculos y desafíos en el camino.

Después de una larga caminata, llegaron a un claro donde brillaba una luz cálida y reconfortante. Allí estaba Lila, el hada sanadora, esperándolos con una sonrisa amable. "Hola queridos amigos, veo que has traído a esta valiente ardilla hasta mí", dijo Lila mientras acariciaba la cabeza de Maní.

La ardilla explicó su situación a Lila, quien después de escucharla detenidamente extendió sus manos brillantes sobre la boca dolida de Maní.

Con delicadeza y magia curativa, el hada sanadora trabajó en calmar el dolor y sanar la herida interna que causaba tanto malestar a Maní. Después de unos minutos que parecieron eternos para Maní, finalmente abrió los ojos y se dio cuenta de que ya no sentía más dolor en su boca.

Una sensación de alivio invadió todo su ser mientras las lágrimas brotaban de felicidad en sus ojos. "¡Gracias! ¡Muchas gracias por haberme ayudado!", exclamó emocionada Maní abrazando a Lila y a Rulo. Desde ese día en adelante, Maní recuperó toda su energía y alegría.

Volvió a saltar entre las ramas con agilidad y corretear por el bosque como antes lo hacía.

Y cada vez que recordaba aquel momento mágico junto al hada sanadora Lila y su amigo Rulo, una sonrisa iluminaba su rostro recordándole lo importante que es pedir ayuda cuando uno lo necesita.

Y así fue como la historia de la ardilla llamada Maní se convirtió en leyenda dentro del bosque: una historia inspiradora sobre valentía, amistad y confianza en los demás para superar cualquier adversidad.

FIN.

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