Manny Comienza Segundo Grado
Era un hermoso día en la Escuela de Cachorritos. El sol brillaba, los pajaritos cantaban y todos los cachorritos estaban emocionados porque comenzaba el segundo grado. Entre ellos, Manny, un simpático cachorro de golden retriever, estaba un poco nervioso.
"¿Y si no me va bien en segundo grado?" -pensaba Manny, moviendo su cola con cierto temor.
Su mejor amiga, Lila, una ágil perra salchicha, se acercó a él.
"No te preocupes, Manny. Todos estamos un poco nerviosos. ¡Vamos a aprender juntos!" -dijo Lila, sonriendo.
Manny tomó aire y decidió que lo intentaría. Se unió a sus amigos en la clase con la señora Fox, la maestra más querida de toda la escuela.
"¡Hola a todos! Bienvenidos a segundo grado! Este año aprenderemos sobre matemáticas, lectura y mucho más. Estoy emocionada de ver todo lo que podemos lograr juntos!" -anunció la señora Fox con entusiasmo.
Manny escuchó con atención, pero cuando llegó el momento de resolver un problema de matemáticas en la pizarra, se sintió paralizado.
"¿Y si me equivoco y todos se ríen de mí?" -se preguntó angustiado.
Pero la señora Fox le guiñó un ojo y dijo:
"No hay problema, Manny. Lo importante es intentarlo. Todos aprendemos de nuestros errores. Así que, ¿quién quiere pasar y resolver este problema?"
Con un empujoncito de Lila, Manny se acercó a la pizarra temblando un poco. Miró el problema, respiró hondo y comenzó a sumar. La primera respuesta fue incorrecta, y sintió que su corazón se hundía, pero la señora Fox dijo:
"Muy bien, Manny. ¡Buen intento! Ahora, ¿cómo podemos hacerlo diferente para conseguir la correcta?"
Eso animó a Manny, y juntos, la clase discutió sobre cómo encontrar la solución correcta. Así, poco a poco, la clase se volvió un lugar donde nadie tenía miedo de equivocarse.
Durante las semanas que siguieron, Manny descubrió que no estaba solo. Muchos de sus amigos también tenían problemas en diferentes materias. Así que, decidieron formar un grupo de estudio, donde se ayudaban entre ellos. Si alguien no entendía, todos se ponían a dar explicaciones.
Un día, mientras practicaban, la maestra les dijo:
"¡Estoy tan orgullosa de ustedes! Han creado un maravilloso espíritu de ayuda y amistad. Así es como se aprende mejor."
Un tiempo después, la señora Fox anunció un concurso de matemáticas en la escuela. Manny sintió un nudo en el estómago.
"¡No puedo! Yo solo sé sumar y restar!"
"Pero has mejorado tanto, Manny. ¡Podemos preparar juntos!" -le dijo Lila, convencida.
El día del concurso, Manny estaba comprometido con el apoyo de sus amigos. Se sentía más seguro, pero no dejó que el miedo desapareciera del todo.
Cuando llegó su turno, Manny se subió al escenario. La multitud miraba atentamente. Recordó lo que la señora Fox siempre decía:
"Los errores son oportunidades para aprender. ¡Así que adelante!"
Tomando una respiración profunda, respondió correctamente a su pregunta. La sala estalló en aplausos. Manny se dio cuenta de que el nervio había desaparecido, y se sintió orgulloso de sí mismo.
Al final del concurso, la señora Fox se acercó a él.
"¡Felicidades, Manny! No solo hiciste un buen trabajo, sino que ayudaste a cada uno de tus compañeros a crecer. Eso es lo que realmente importa."
Desde ese día, Manny entendió que no solo se trataba de ganar, sino de estar juntos y aprender. Se dio cuenta de que la amistad y el apoyo mutuo eran más importantes que cualquier premio.
Con el paso del año, Manny y sus amigos siguieron aprendiendo, riendo y creciendo juntos. Al final del segundo grado, realizaron una fiesta de despedida con sus familias, llenos de risas y anécdotas sobre todo lo que habían logrado.
"¡Hasta el año que viene!" -gritaron los cachorritos al despedirse, llenos de emoción por lo que vendría.
Así, comenzó una nueva aventura en la Escuela de Cachorritos, donde cada unito de ellos sabía que lo más importante era nunca dejar de aprender y apoyarse mutuamente en el camino.
FIN.