Manos Sucias Aprenden su Lección



En un barrio tranquilo de Buenos Aires vivía un niño llamado Manos Sucias. Como su nombre lo indica, a Manos Sucias no le gustaba lavarse las manos. Siempre que su madre o su padre le pedían que lo hiciera, él protestaba y se escondía.

Un día, Manos Sucias se enfermó. Tenía fiebre, dolor de cabeza y no se sentía bien en absoluto. Su madre, preocupada, lo llevó al médico. Al regresar a casa, Manos Sucias se preguntaba qué había causado su enfermedad. Fue en ese momento cuando su madre le recordó que no se había estado lavando las manos como le habían pedido una y otra vez. ¡Eso fue un momento revelador para Manos Sucias!

A partir de ese día, Manos Sucias entendió la importancia del lavado de manos. Decidió que ya no protestaría cuando le pidieran lavarse las manos, y se convirtió en un ejemplo para otros niños. Les contó su propia historia y les enseñó por qué lavarse las manos era tan crucial para mantenerse saludable. Pronto, todos los niños del barrio estaban lavándose las manos con frecuencia. Manos Sucias se convirtió en un verdadero héroe, y su barrio se llenó de risas y salud.

Desde entonces, Manos Sucias tomó la responsabilidad de recordar a los demás la importancia de lavarse las manos, ¡y lo hizo con mucho gusto! Nunca más se enfermó, y se aseguró de que ninguno de sus amigos tuviera que pasar por lo que él experimentó.

Manos Sucias aprendió que a veces es necesario vivir ciertas experiencias para entender por qué algo es tan importante. Aunque fue difícil enfermarse, la lección que aprendió fue invaluable. Y así, Manos Sucias y su barrio vivieron felices y saludables para siempre.

FIN.

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