Manos Unidas


En una soleada mañana de septiembre, en la escuela "Manos a la Obra", la maestra Alba recibió a sus nuevos alumnos del segundo ciclo de primaria: Sofía, Santino, Bautista y Zahira.

Todos ellos eran sordos y se comunicaban a través de lenguaje de señas. Alba les dio la bienvenida con una sonrisa cálida y les pidió que se presentaran ante sus compañeros. Sofía fue la primera en levantarse, emocionada por conocer a sus nuevos amigos.

Con movimientos precisos con las manos, explicó que le gustaba dibujar y jugar al fútbol. "Hola, me llamo Sofía. Me encanta pintar y correr detrás de la pelota en el patio", expresó con entusiasmo.

Santino le siguió, mostrando su amor por los animales y la naturaleza. "¡Hola! Soy Santino. Adoro los perros y los árboles. Quiero ser veterinario cuando sea grande", firmó con destreza.

Bautista se levantó luego, revelando su pasión por los libros y las aventuras. "¡Hola a todos! Soy Bautista. Me fascina leer cuentos de piratas y exploradores. Sueño con viajar por el mundo", transmitió con emoción en sus gestos.

Finalmente, Zahira se presentó tímidamente pero con una chispa de curiosidad en sus ojos. "Hola, me llamo Zahira. Me gusta bailar flamenco y aprender cosas nuevas cada día", comunicó delicadamente. Alba observaba orgullosa a sus alumnos mientras se conocían entre sí.

Luego propuso una actividad para que compartieran sus deseos para el año escolar. "Hoy vamos a escribir en un papel nuestros sueños para este año juntos.

Puede ser aprender algo nuevo, hacer amigos o ayudar a alguien", indicó Alba mientras distribuía hojas y lápices entre los niños. Los cuatro amigos se sumergieron en la tarea con entusiasmo, plasmando en papel sus más grandes anhelos para el curso escolar que tenían por delante. Una vez terminaron, compartieron en voz alta lo que habían escrito.

"Yo quiero aprender matemáticas para ayudar a mi papá en su tienda", expresó Bautista con determinación. "Yo quiero hacer muchos amigos nuevos aquí", manifestó Santino con una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

"Quiero mejorar mi vocabulario de señas para poder comunicarme mejor contigo", le dijo Sofía a Alba con cariño. "Y yo quiero organizar un espectáculo de baile al final del año para mostrar lo que aprendimos juntos", añadió Zahira emocionada.

Alba no pudo contener la emoción al ver el espíritu colaborativo y positivo de sus alumnos sordos. Sabía que ese año sería especial e inolvidable tanto para ellos como para ella.

La clase continuaba llena de risas, aprendizaje mutuo e inspiración día tras día en "Manos a la Obra", donde juntos descubrirían un mundo lleno de posibilidades donde las barreras no existen si hay voluntad y corazón.

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