Manu y el dragón de Barcelona
Había una vez en la hermosa ciudad de Barcelona un niño llamado Manu, un pequeño aventurero que amaba explorar cada rincón de su barrio. Con su gorra de explorador y una mochila llena de útiles, soñaba con hacer grandes descubrimientos. Un día, mientras paseaba por el Parque de la Ciutadella, Manu escuchó un rugido aterrador que dejó temblando a los árboles.
"¿Qué fue eso?" - murmuró Manu intrigado.
Decidido a averiguarlo, se acercó hasta la fuente donde vio una nube de humo negro que salía de detrás de un arbusto. Al asomarse, se encontró cara a cara con un dragón enorme, de escamas verdes y ojos brillantes como joyas.
"¡No se asuste!" - dijo el dragón, que con su voz profunda sonaba más amistoso de lo que parecía. "Me llamo Draggon y no quiero hacer daño. Solo estoy triste."
Manu, aún algo asustado, se dio cuenta de que el dragón no parecía ser malvado, así que decidió hablar con él.
"¿Por qué estás triste, Draggon?" - preguntó Manu con curiosidad.
"He perdido mi hogar, una montaña mágica donde todos los dragones vivíamos en paz. Los humanos la han destruido y ahora no sé dónde ir", explicó Draggon, con un susurro melancólico.
Manu sintió pena por el dragón y se le ocurrió una idea.
"¿Y si buscamos juntos un nuevo hogar para vos y tu familia? Barcelona es una ciudad, pero también puede ser un lugar perfecto para ustedes. La gente tiene un gran corazón."
Draggon levantó la mirada. "¿De verdad? Pero, ¿qué pensarán los humanos de mí? Soy un dragón, puedo asustarles."
"No tienes que asustar a nadie. Vamos a demostrarles que sos amistoso y que solo necesitas un lugar donde vivir. ¡Tendremos que hacer un plan!" - afirmó Manu con determinación.
Con su valentía en mente, Manu empezó a buscar ayuda. Primero, fue al mercado, donde conoció a Doña Rosa, la anciana del barrio que conocía a todos.
"¡Doña Rosa!" - gritó Manu. "Draggon necesita un nuevo hogar. Podemos construir un lugar para él en el parque, ¡donde todos puedan conocerlo!"
Doña Rosa rió, divertida.
"Esa es una gran idea, Manu. Los niños son valientes y siempre ven lo mejor en los demás. Haremos una reunión con los vecinos."
Con la ayuda de Doña Rosa, Manu organizó un encuentro en el parque con todos los habitantes del barrio. La noticia del dragón se esparció rápidamente. Todos llegaron llenos de inquietud y un poco de miedo.
"No se preocupen, él es bueno" - dijo Manu mientras Draggon asomaba su cabeza detrás de un árbol. "Sólo quiere un lugar al que llamar hogar. Les prometo que se portará muy bien."
Al principio, hubo murmullo y dudas entre los adultos. Pero los niños del barrio, intrigados, comenzaron a acercarse al dragón. Uno de ellos, Martín, se lanzó a la aventura y se subió sobre la espalda de Draggon.
"¡Esto es genial!" - gritó Martín, riendo mientras Draggon volaba un poco.
La risa fue contagiosa y pronto todos los niños estaban jugando con Draggon y sintiéndose seguros. Los adultos comenzaron a relajarse al ver la felicidad en los rostros de los más pequeños.
Finalmente, un anciano del barrio se levantó y dijo:
"Si los niños sienten que esto es lo correcto, creo que deberíamos darle una oportunidad. A lo mejor, podemos cuidar de Draggon y construir un hogar especial para él en el parque."
Todos aplaudieron la idea. Era la primera vez que un dragón se convertía en un nuevo vecino de Barcelona. Manu y los vecinos trabajaron juntos para construir un hermoso refugio en el parque, utilizando materiales reciclados y flores que hicieron el lugar encantador.
Poco después, Draggon se convirtió en una maravillosa atracción de la ciudad. Los niños iban al parque no solo a jugar, sino también a aprender sobre dragones y su magia. Enseñaba a todos la importancia de la amistad y la aceptación.
"Manu, me haces muy feliz por haberme ayudado a encontrar un hogar" - dijo Draggon un día, mientras volaban sobre el parque.
"Y vos me enseñaste que no hay que tener miedo a lo desconocido" - respondió Manu, mirando a su amigo con cariño.
Así, la leyenda del dragón de Barcelona se esparció y Manu se convirtió en un héroe, demostrando que la amistad, la comprensión y la valentía pueden cambiar el mundo.
Y así, Manu y Draggon vivieron muchas aventuras juntos, llenas de risas y aprendizajes, en la maravillosa ciudad que aprendió a amarlos a ambos.
FIN.