Manuel Jun y El Viaje Mágico



Era una soleada mañana en el barrio de La Plata, cuando Manuel Jun, un niño de 8 años con una gran curiosidad y una imaginación desbordante, decidió que era el día perfecto para una aventura. Su amor por los cuentos de hadas y los misterios del bosque lo llevaron a explorar un lugar donde nunca había estado: el bosque de la ciudad.

Con su mochila llena de galletitas, una linterna y su cuaderno para dibujar, salió de casa. Mientras caminaba, miraba a su alrededor, buscando signos de algo extraordinario.

De repente, escuchó un extraño susurro. "¿Quién anda ahí?"- preguntó Manuel, mirando a su alrededor. Un pequeño zorro, con una cola esponjosa, salió de detrás de un arbusto. "Hola, Manuel. Soy Zuri, el zorro viajero. He estado buscando a alguien especial para una misión. ¿Podés ayudarme?"-

Los ojos de Manuel se iluminaron. "¡Sí, claro! ¿Cuál es la misión?"-

Zuri le explicó que había un árbol antiguo en el corazón del bosque que había perdido su magia. "Si no recuperamos su brillo, el bosque dejará de ser un lugar especial para todos los animales y personas que lo visitan. Necesitamos encontrar tres objetos mágicos: una flor de tres colores, una piedra que brilla y una pluma dorada"-.

"Parece una aventura increíble. ¡Vamos!"- exclamó Manuel, entusiasmado.

Juntos, comenzaron su búsqueda. Primero, encontraron la flor de tres colores. Florecía en un claro, sus pétalos vibraban a la luz del sol. "¡Mirá, Zuri! Es hermosa"- dijo Manuel, mientras cuidadosamente la recogía.

Luego, llegaron a un arroyo cristalino donde la piedra brillaba, pero estaba bajo el agua. "¿Cómo la sacamos?"- preguntó Manuel.

"Podés usar tu cuaderno para diseñar una atrapa-piedra"- sugirió Zuri. Manuel se sentó en la orilla y dibujó un ingenioso dispositivo con ramas y hojas. Al poco tiempo, usando su diseño, lograron sacar la piedra brillante del agua.

"¡Lo logramos!"- celebró Manuel, haciendo saltos de alegría.

Con solo un objeto más por encontrar, se adentraron más en el bosque. El camino se volvía más oscuro y silencioso. "¿Y si nos perdemos?"- preguntó Manuel, un poco asustado.

"No te preocupes, siempre hay un camino que seguir. Solo hay que mirar con atención"- respondió Zuri, con una sonrisa.

Finalmente, llegaron a un árbol enorme, y en una de sus ramas había una pluma dorada. "¡Allí está!"- gritó Manuel, señalando el objeto. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de alcanzarla, un cuervo grande y ruidoso apareció y se posó junto a la pluma.

"¿Eres tú quien quiere mi pluma?"- preguntó el cuervo de manera desafiante.

"Sí, necesitamos esa pluma para devolverle la magia al árbol antiguo que tenemos que salvar"- explicó Zuri.

"No se la daré tan fácilmente. Tendrán que resolver un acertijo"-, dijo el cuervo con voz grave.

Manuel se sintió nervioso, pero no se rindió. "¿Cuál es el acertijo?"- preguntó. El cuervo sonrió y dijo: "¿Qué es lo que vuela sin alas y llora sin ojos?"-

Manuel se quedó en silencio, pensando. Recordó las tormentas y las nubes. "¡La lluvia!"- exclamó de pronto.

"¡Correcto!"- gritó el cuervo, sorprendiendo a Zuri. "Aquí está tu pluma dorada. Solo los más astutos merecen obtenerla. ¡Llévenla y buena suerte!"-

Con la pluma en mano, los dos amigos regresaron al árbol antiguo. Con cada objeto que colocaban a su alrededor, el aire vibraba de energía. Finalmente, la magia del árbol regresó, llenando el bosque de colores y sonidos.

"¡Lo logramos, Zuri!"- dijo Manuel, saltando de alegría.

"Qué gran trabajo has hecho, Manuel. La amistad y la inteligencia son más poderosas que cualquier magia"- respondió Zuri, muy orgulloso.

Manuel volvió a casa, con una gran historia que contar y una nueva amistad. ¡Estaba listo para enfrentar cualquier aventura que se presentara! Y mientras el sol se escondía detrás de los árboles, se dio cuenta de que la verdadera magia se encontraba en creer en uno mismo y tener el valor de seguir adelante.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!