Manuel y el refugio para patitos



Había una vez un niño llamado Manuel que vivía en un pequeño pueblo rodeado de montañas. En ese lugar, había una hermosa laguna donde solían nadar muchos patos.

Un día de invierno, cuando la nieve comenzó a caer, Manuel decidió ir a visitar a su abuelo que vivía en una cabaña cerca de la laguna. El abuelo era conocido por ser sabio y siempre tenía historias interesantes para contar.

Cuando llegó a la cabaña, el abuelo estaba sentado junto al fuego disfrutando de una taza caliente de té. Manuel se acercó y le dijo: "Abuelo, ¿te gustaría venir conmigo a ver los patos en la laguna? Seguro que es aún más hermosa con toda esta nieve".

El abuelo sonrió y aceptó encantado la invitación de su nieto. Juntos se pusieron sus abrigos y salieron hacia la laguna. Al llegar allí, quedaron impresionados por lo hermosa que lucía con todo el manto blanco cubriendo el paisaje.

De repente, Manuel vio algo inusual en el agua: ¡había un patito atrapado entre los hielos! Sin pensarlo dos veces, corrió hacia él para rescatarlo. Pero cuanto más intentaba liberarlo, más se adentraba en el agua helada.

El abuelo rápidamente tomó una rama larga y extendió su brazo hacia Manuel diciendo: "-¡Agárrate fuerte a la rama!" gritó preocupado. Con todas sus fuerzas, Manuel logró agarrarse a tiempo mientras el abuelo tiraba de él con cuidado.

Juntos, lograron sacar al patito del agua y lo colocaron en un lugar seguro. El patito temblaba de frío, así que el abuelo y Manuel decidieron llevarlo a la cabaña para calentarlo junto al fuego.

Mientras se recuperaba, el abuelo les contó una historia sobre cómo los patos migraban hacia climas más cálidos durante el invierno. Manuel se sintió inspirado por la valentía del patito y decidió hacer algo especial por él.

Al día siguiente, construyó un pequeño refugio cerca de la laguna para que los patos pudieran resguardarse durante el invierno. Cuando terminó su refugio, Manuel invitó a todos los niños del pueblo a ayudarlo a decorarlo con ramas y hojas secas.

Juntos, crearon un espacio acogedor donde los patos podrían descansar y protegerse del frío. Desde ese día, cada vez que llegaba el invierno, Manuel y sus amigos visitaban la laguna para asegurarse de que todos los patos tuvieran un lugar seguro donde quedarse.

Aprendieron mucho sobre la importancia de cuidar a los animales y proteger su entorno natural. La historia de Manuel se extendió por todo el pueblo y pronto más personas comenzaron a preocuparse por el bienestar de los animales locales.

Todos aprendieron que incluso las acciones más pequeñas pueden marcar una gran diferencia en la vida de otros seres vivos.

Y así, gracias al valiente acto de rescate de Manuel, no solo salvó al pequeño patito sino que también inspiró a toda su comunidad a cuidar y proteger la naturaleza que los rodeaba. Juntos, hicieron del mundo un lugar más amable y seguro para todos los seres vivos.

FIN.

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