Mara la Jirafa en la Selva
En lo más profundo de la selva, una jirafa perdida llamada Mara se encontraba rodeada de árboles imponentes y ruidos desconocidos. Su corazón latía rápido al ver a su alrededor: aves de colores brillantes, monos saltando de rama en rama y una variedad de plantas que nunca había imaginado.
"¿Dónde estoy?" se preguntaba Mara. La selva era un lugar mágico, pero ella sentía que no pertenecía allí. Lejos de su hogar en la vasta sabana, la soledad la invadía como una nube oscura.
Mientras caminaba, Mara escuchó un bullicio de risas. Curiosa, siguió el sonido y descubrió un grupo de animales que jugaban en un claro. Había un loro, un jaguar y un pequeño mono que no paraba de hacer trucos.
"¡Hola! Soy Mara, la jirafa. Estoy perdida", dijo con un poco de pena.
El loro, que se llamaba Lalo, voló hacia ella y le respondió:
"No te preocupes, amiga. Aquí en la selva siempre hay espacio para nuevos amigos. ¡Ven a jugar con nosotros!"
Mara sonrió. A pesar de su miedo, decidió unirse. ¡Y qué divertido fue! Jugó al escondite entre las grandes hojas, y el jaguar, llamado Jaco, le enseñó a saltar sobre los troncos caídos.
"¡Sos muy buena, Mara!" exclamó Jaco entusiasmado, mientras la jirafa hacía su mejor esfuerzo por imitar a los demás. Pero, a pesar de lo divertidos que eran, Mara se sentía un poco fuera de lugar. Tenía dificultades para hacer equilibrio entre los árboles, ¡sus patas eran demasiado largas!
Un día, mientras exploraban, se encontraron con un arroyo que fluía rápido. Todos querían cruzarlo, pero Mara, con su gran altura, lo veía muy peligroso.
"No puedo cruzar eso", dijo preocupada. "¿Y si me caigo?"
Lalo la miró con simpatía.
"No tengas miedo, Mara. Siempre creemos en nosotros mismos. ¡Podés hacerlo! Te ayudaremos."
Mara respiró hondo. Con la ayuda de sus nuevos amigos, pensó en las cosas que había aprendido en la sabana: haber enfrentado tormentas y desafíos. Se sintió valiente.
"Está bien, voy a intentarlo", dijo decidida. Con la ayuda de Lalo y Jaco, logró cruzar el arroyo saltando de piedra en piedra, sintiéndose más fuerte a cada paso. Al llegar al otro lado, todos la aplaudieron.
"¡Lo hiciste, Mara!" gritó el mono, haciendo acrobacias de alegría. "Sos una heroína."
Esa noche, mientras los animales contaban historias alrededor de una fogata, Mara se dio cuenta de que aunque estaba lejos de casa, había encontrado una nueva familia en la selva. La soledad ya no la atormentaba tanto, y la selva, que al principio le parecía extraña, se convertía en su hogar.
A medida que pasaron los días, Mara ganó confianza. Aprendió a reconocer los sonidos de la selva, y hasta se convirtió en la mejor en el juego del escondite usando su largo cuello para asomarse sobres sus amigos. Pero lo que más amaba era ayudar a los demás. Cuando el pequeño mono necesitaba alcanzar un fruto en lo alto de un árbol, ¡Mara estiraba su largo cuello y le daba una mano!"Gracias, Mara. Sos la mejor amiga que podría tener", dijo el mono, mientras disfrutaban de una jugosa fruta juntos.
Finalmente, un día, Mara empezó a conocer su camino por la selva. Se dio cuenta de que ya no estaba perdida. Ella había encontrado su lugar en ese vibrante mundo lleno de amigos y aventuras, y había descubierto que la verdadera fortaleza viene de la amistad y la valentía.
Con una sonrisa en su rostro, Mara miró a su alrededor. La selva no era tan aterradora después de todo. Había aprendido a ser valiente y, lo más importante, que nunca está sola mientras tenga a sus amigos.
Con el corazón lleno de alegría, Mara reflexionó sobre todas las experiencias vividas:
"Nunca imaginé que podría ser tan feliz aquí. Gracias a ustedes, amigos. ¡Estoy lista para más aventuras!"
FIN.